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Salud
Destornillador no pudo con él

La ciencia, la suerte y hasta la Divina Providencia se juntaron para salvar de las garras de la muerte a Darío R.

Domingo 04 Diciembre 2016 | 04:00

 A Darío en una pelea sucedida en Leonidas Plaza, del cantón Sucre, su contrincante lo hirió con un destornillador en el ojo derecho. La herida fue profunda. 

Aunque en su natural reacción intentó retirarlo, no pudo y llegó caminando al hospital local.
En las películas, in ataque como este implica la muerte del afectado; pero en esta historia manabita eso no sucedió.
El paciente fue derivado al hospital Verdi Cevallos Balda. Los primeros médicos también intentaron retirar el objeto, pero estaba “tomado”, como dice la expresión popular.
Riesgos. Los galenos que lo atendieron explicaron que increíblemente Darío evadió muchos peligros, primero porque la punta pudo haber dañado el nervio óptico y con eso se hubiera quedado ciego, pero pasó muy cerca; luego pasó a un milímetro de la vena yugular interna; además, increíblemente estuvo a medio milímetro de la arteria carótida interna. Con el mínimo roce hubiera sido fatal.
Como si eso fuera poco, la punta se frenó a un milímetro del cerebelo, que es la parte posterior de la cabeza, dijeron los galenos.
Para la atención a este paciente se armó un equipo multidisciplinario en el que participaron el neurocirujano Daniel Rivadeneira, la cirujana maxilofacial Jéssica Izquierdo, la otorrinolaringóloga Ivonne Intriago, además de enfermeras, anestesiólogo y otros profesionales.
Proceso. Daniel Rivadeneira explicó que la operación duró cuatro horas y media. Dijo que la situación era muy grave porque si retiraban con presión el destornillador, a la salida podía hacer más daño que al ingreso, además podía dejar expuestas las heridas internas.
Explicó que debieron programarse como si se tratara de una explosión controlada. 
Al paciente le retiraron una parte de la piel de la cabeza y luego 20 centímetros cuadrados de hueso del cráneo y allí, por esa “ventana”, observaban los daños que podría tener, dijo.
Jéssica Izquierdo señaló que debieron trabajar con mucha precisión. Lo más impactante, indicó, fue que el paciente nunca se descompensó.
La otorrinolaringóloga Ivonne Intriago mencionó que milagrosamente la herramienta que le clavaron en el ojo no dañó el globo ocular ni causó daños en oídos o nariz.
Al final, cuando notaron que ya no había daños, el cráneo fue cerrado y ajustado con placas y tornillos quirúrgicos.  Una cirugía como  esta particularmente tiene un costo de 60.000 dólares y pocos sobreviven, por eso en el hospital es considerada una proeza médica.
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