Con este documento, retrasado casi cuatro años con relación a nuestros vecinos limítrofes, los productores podrán seguir exportando al viejo continente sin necesidad de esperar, como limosna, las sufridas renovaciones del programa de preferencias arancelarias al que estuvieron sometidos. Otro beneficio será la facilidad para importar maquinaria y equipos necesarios, casi sin cargas tributarias, para transformar sus productos primarios y así diversificar e incrementar la oferta.
Bien por el país al haberse puesto de acuerdo, por fin en algo, el sector oficial con la empresa privada.
Casi diez años ha durado esta negociación iniciada en el 2007 por los países andinos con la Unión Europea, descontinuada por Ecuador entre 2009 y 2014 y aprobada desde el 2012 para Perú y Colombia. En este tiempo nuestros vecinos posicionaron sus productos por ofertarse a precios inferiores, como en el caso del banano, en el que nos relegaron al segundo lugar. Por ahora sólo aventajamos a Bolivia, que continúa fuera del tratado de libre comercio.
Esto en Manabí sigue siendo una oportunidad para camaroneros y pesquería, así como para cacao, café, plátano y demás vegetales que sentirán necesidad de transformarse para agregarles valor como lo esperan los consumidores europeos. Será también ocasión para que las universidades y el instituto público de investigación inauguren estudios serios en agroindustria, preparando y ejecutando proyectos sobre productos no tradicionales como frutales y hortalizas, raíces y tubérculos, plantas medicinales, colorantes naturales, flores tropicales, etcétera, que se cultivan en medio de la fertilidad de nuestros suelos y el apoyo de infraestructuras de riego, vialidad y portuaria. Factores que redundarán en el incremento de miles de plazas de trabajo y el bienestar de la población.
Entre la delegación oficial asistente para su firma en Bruselas estuvo el prefecto de la provincia, a quien corresponderá liderar, como empresario que es, este importante proceso en Manabí para convertirla en una zona agroexportadora, ya que el resto de miembros que acompañaron al vicepresidente representaron gremios de la producción de otras provincias.
La reactivación de los sectores productivos manabitas, afectados gravemente por el terremoto, tienen ahora otra oportunidad para levantarse. Por su parte, el Estado está obligado a darles total apoyo canalizando recursos y facilidades que este compromiso demande, evitándoles trámites burocráticos engorrosos y transparentando todos sus actos.
Deseamos fervientemente que esta luz no la conviertan en espejismo o tenga que apagarse en algún momento.
*Investigador categorizado Senescyt