El motivo fue presenciar un hecho histórico: la liberación de tres cóndores que nacieron y vivieron bajo los cuidados de expertos biólogos.  Según informó la agencia Andes, tres pichones: Huayra (macho 6 años) y  Killary (hembra 4 años), nacieron en el zoológico de Guayllabamba, luego fueron trasladados hacia Zuleta, al Centro de Manejo Cóndor Huasi, como paso previo para su liberación. En este mismo lugar, en el año 2015, nació Churi. 

Los nombres de los tres cóndores son quichuas, Huayra (viento), Killary (luz de luna) y Churi (hijo). 

La iniciativa surgió en el año 2009.

Proceso científico. El ministro de Ambiente, Walter García, dijo que se trata de un proceso interesante, técnica y científicamente, y que, además de la liberación, es importante que se conozca que estos cóndores tienen un dispositivo para rastreo en tiempo real, lo que permitirá ubicarlos y conocer cuáles son las rutas de estas aves.

Estos datos posibilitarán adoptar medidas que permitan la conservación de la especie, sostuvo.

Previo a su liberación se realizó una ceremonia ritual que recordó el simbolismo del ave para los pueblos ancestrales. 

Según el último censo realizado en el 2015 por el Ministerio de Ambiente, la población total de cóndores es de 102 individuos.

Preparación.  Las tres aves pasaron por un proceso de preparación. A partir del 27 de septiembre fueron introducidas a los páramos de Zuleta y se las mantuvo aisladas de cualquier contacto humano con el fin de que desarrollen sus habilidades. Ya para el mediodía se abrieron las jaulas y la expectativa de los asistentes ante la reacción de las aves al poder ser libres creció. Los periodistas pudieron apreciarlas desde un observatorio, sin embargo, las aves no volaron, únicamente se desplazaron por la jaula.

La bióloga Ximena Pazmiño, secretaria del grupo de trabajo de Cóndor Andino, explicó que los cóndores van a tener mucho miedo de salir a un ambiente que no es conocido para ellos y lo van a hacer poco a poco, el proceso no va a durar una o dos horas, quizás serán días en los que se van a empezar a alejar de la jaula.

Los cóndores cuentan con bandas alares, antenas de radiotelemetría y rastreadores satelitales que permitirán un seguimiento de campo permanente. 

Mito. Los incas creían que el cóndor era inmortal. Según el mito, cuando el animal siente que comienza a envejecer y que sus fuerzas se le acaban, se posa en el pico más alto y saliente de las montañas, repliega las alas, recoge las patas y se deja caer a pique contra el fondo de las quebradas, donde termina su reinado. 

Esta muerte es simbólica, ya que con este acto el cóndor vuelve al nido, a las montañas, desde donde renace hacia un nuevo ciclo, una nueva vida. 

El cóndor simbolizaba la fuerza, la inteligencia y el enaltecimiento o exaltación. Era un animal respetado por todos aquellos que vivían en los Andes desde tiempos anteriores al descubrimiento de América, ya que no sólo traía buenos y malos presagios, sino que también era el responsable de que el Sol saliera cada mañana, pues con su energía era capaz de tomar el astro y elevarlo sobre las montañas iniciando el ciclo vital.