Además, las adolescentes desean evitar regresar a casa en sus recién iniciadas vacaciones por temor a sufrir la ablación, decisión que ha sido respaldada por los directores de los centros, informaron medios kenianos.
37 menores se han quedado en una escuela de primaria de Nakwijit y otras 42 están en la de Kapkata, poblaciones situadas en el oeste del país en las que se sigue practicando la mutilación genital femenina, a pesar de ser una práctica prohibida por la legislación del país.
Las niñas cuentan con el respaldo de las autoridades locales y de los directores de ambos centros que, pese a estar en plenas vacaciones de verano, han prometido protegerlas.
Problemas. A pesar de los esfuerzos del Comité Antimutilación y otras organizaciones, los casos de niñas obligadas a someterse a esta mutilación persisten, en muchas ocasiones con resultado de muerte por hemorragia.
“Dicen que van a celebrar reuniones de oración y, sin embargo, están circuncidando a las niñas”, explicó el alcalde de Ptoyo, Samuel Chemonorey, en declaraciones al periódico “The Standard”.
Miles de niñas kenianas regresan en los meses de agosto y diciembre al pueblo de sus familias para pasar las vacaciones y entonces son mutiladas en rituales de iniciación a la edad adulta que en muchos casos ponen fin también a su educación, ya que la mayoría de ellas son obligadas a trabajar o a casarse.
En Kenia, 37 de los 42 grupos étnicos que conviven extirpan el clítoris a sus adolescentes tras la llegada de la menstruación, aunque a veces, dado que las niñas están cada vez más informadas, la ablación se adelanta a edades tan tempranas como los 5 años.