En el afán de superar las dificultades que aquejan a la población, los representantes de algunas de sus instituciones representativas de las actividades productivas y sociales, hicieron público, con explicable desesperación, un comunicado planteando soluciones viables, recabando asignación de recursos para la realización de tres obras fundamentales, como la construcción de la planta de tratamiento de agua potable; un centro de capacitación en técnicas de construcción y el puerto turístico y pesquero artesanal. Se aspira a que se financien a través de una redistribución parcial de partidas para la reconstrucción de la vía de acceso a la ciudad y a la parroquia Leonidas Plaza, lo cual es posible desde el parecer legal, por el estado de emergencia que se decretó para solventar las peripecias.

La provisión de agua potable es un derecho irrenunciable de los pueblos y una necesidad muy sentida de la población, cuya histórica deficiencia no ha sido solventada por ninguna administración, indiferente del financiamiento con que siempre contó, pero que jamás se ejecutó con responsabilidad humana y patriótica. Hemos impulsado la reactivación activa de Manabí y en ese esquema se inscribe la inmediata implantación del puerto con el propósito doble, pero efectivo, de promover el turismo y la pesquería, fuentes seguras de mano de obra e ingresos para la subsistencia de un buen número de bahieños. El centro de capacitación que se solicita sería el núcleo de proyección de emprendimientos para el cantón Sucre y las ciudades vecinas de la parte Norte de la provincia.

Sumamos nuestro apoyo al justo pedido, como lo ha hecho también la Asociación de Bahieños residentes en Guayaquil, que en preciso manifiesto se ha dirigido al Secretario Técnico para la reconstrucción de Manabí, a efectos de que se atienda el ecuánime pedido de los ciudadanos de Bahía, agrupados en sus entidades emblemáticas, en la seguridad que tendrá la inmediata atención que merece, si así no fuese la condena pública será inevitable para quienes lo desdeñen.