Este portovejense de 82 años cree que la juventud ha perdido el hermoso hábito de conversar, por estar más pendiente del celular.

Un día común y provechoso para José Ovidio Briones Farfán es sentarse junto a su amigo de toda la vida, José Moreira Gorozabel, de 77 años.

Cada mañana se encuentran en el parque central Vicente Amador Flor, de Portoviejo.

Allí permanecen hasta el mediodía jugando naipe, conversando de política, saludando a quienes conocen y sobre todo recordando esas vivencias juveniles que tanto les ha dejado este parque que, según ellos, es el lugar que los ha acogido durante toda su vida y ha sido testigo de sus primeros amores.

Aunque para José Briones y su amigo el uso de la tecnología puede afectar la interrelación de las personas, hay quienes consideran que sin ella no podrían vivir.

Henry Jaramillo tiene 23 años y dice no comprender cómo las antiguas generaciones podían comunicarse sin un celular o el internet.

“Yo no me siento tranquilo si no tengo mi celular en el bolsillo. Es algo tan útil que me ha sacado de mil apuros”, manifiesta Jaramillo.

Algo similar ocurre en edades más tempranas. 

Con tan solo cinco años, Luisana maneja perfectamente la tablet de sus padres, y sus padres indican que la utiliza mejor que ellos.

Los especialiStas. La psicóloga Kerly Santos comenta que el uso de este tipo de dispositivos se ha convertido en una necesidad básica del ser humano.

Recalca que aunque la tecnología ha facilitado muchas cosas, por ejemplo, no tener que volver a casa para imprimir un archivo, porque  ya está en el correo y se puede imprimir desde cualquier lugar, ha generado por otra parte que disminuyan los diálogos entre los integrantes de una familia, por estar cada uno concentrado en sus dispositivos inteligentes.

Santos recalca que “anteriormente disfrutábamos mucho de una buena conversación, inclusive una discusión era palpada con los involucrados. Actualmente con la ayuda de los ‘emoticones’ nos enojamos y ya no es necesario el contacto visual”.

Pero la especialista dice que no todo es malo. Afirma que gracias a la tecnología se han acortado las distancias, permitiendo leer con un solo clic una carta que  antes tal vez demoraba entre 3 y 6 meses en llegar al otro continente, o con un teléfono hacer videollamadas que tanta alegría generan al que recibe como al que las hace.

Por esto asegura que la tecnología no es mala, simplemente es cuestión de cultura y educación utilizarla.

Santos agrega que “no estamos invadidos. Los dispositivos tecnológicos ya forman parte de nosotros y viceversa, basta revisar a la generación ‘Y’ o ‘Millenials’ (denominados así a los nacidos entre 1980 y el 2000) o también llamados ‘nativos digitales’ porque tuvieron siempre cerca, desde sus primeros años de vida, un dispositivo al alcance de la mano”. 

Para ellos no hay secreto ni afectación en un aparato electrónico, existe sólo adaptación, expresó.

No es lo mismo ser una persona de 20 años hoy en día que como era en décadas pasadas.

Así considera Jhimmy Gutiérrez, psicólogo y orientador, agregando que la diferencia de cada generación se evidencia en cómo se interactúa con el exterior y sobre todo con los avances tecnológicos en la comunicación.

Argumenta que la convivencia diaria permite que el niño aprenda a integrar costumbres y valores que se comparten dentro del núcleo familiar.

Gutiérrez, por otro lado, dice que el auge de las redes sociales supone en muchos casos una pérdida de las interacciones cara a cara. 

Consejos. Los psicólogos recomiendan fomentar el diálogo entre padres e hijos, un buen momento puede ser la hora de cenar.

“Este punto se lo debe de considerar como un momento sagrado en el que conviene apagar el televisor, apartar los móviles y las tabletas para que no existan distracciones y se propicie un diálogo entre los miembros del grupo familiar”, recalca Gutiérrez.

Sin embargo, para que este sea un momento agradable se deben mantener conversaciones positivas y no de confrontación, explicó Gutiérrez. 

También concuerdan que es bueno estar atentos mientras alguien habla; que exista un contacto visual. 

En el caso de los niños o jóvenes es aconsejable normar la utilización de los  juegos electrónicos y uso de celular, según indicaron los especialistas.