Operarios de una empresa privada, protegidos por un importante despliegue policial, empezaron a desmontar las primeras viviendas donde han estado viviendo inmigrantes, sobre todo sudaneses, eritreos y afganos, a la espera de poder pasar clandestinamente al Reino Unido.
Así se formó un inmenso campo de refugiados que, según las autoridades francesas, albergaba a unas 6 mil personas antes del inicio de su evacuación, una cifra que las organizaciones humanitarias elevan hasta las 8 mil.
En dos días, según el comunicado del Ministerio del Interior, las autoridades galas han logrado convencer a 4.014 extranjeros a abandonar voluntariamente Calais para ser trasladados a uno de los 450 centros provisionales repartidos por todo el territorio.
Las operaciones de evacuación se extenderán a lo largo de la semana, sin que por el momento se sepa qué tienen previsto hacer con quienes se nieguen a dejar el campamento.