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Ministerio de la reconstrucción
Ministerio de la reconstrucción
Por: Walter Andrade
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Lunes 24 Octubre 2016 | 04:00

Hace poco se preguntó mi opinión sobre lo que debería ser el primer compromiso de un candidato presidencial con Manabí.

 Mi respuesta fue: crear el Ministerio de Reconstrucción para atender exclusivamente la reconstrucción de la provincia y la parte afectada  de Esmeraldas, con las atribuciones y presupuesto que sean necesarios para cumplir su misión. Su vida sería efímera y duraría el mismo tiempo que el próximo gobierno y además  no habría necesidad de crear burocracia: empleados de otros ministerios se incorporarían para colaborar con su funcionamiento. Como lo dije en anterior comentario, el Manabí post-terremoto requiere programas de trabajo intensos que no estén sujetos a decisiones burocráticas ajenas a la institución que tiene que ver con la reconstrucción. En este sentido, la Secretaría Técnica debería ser transformada en un ministerio porque los programas que tiene que atender y supervisar son tan urgentes y prioritarios que a lo mejor una presencia de su titular en el gabinete ayudaría a la solución de eventuales problemas. Es que en un régimen presidencial como el nuestro, un contacto cercano con el primer mandatario hace la diferencia. Después de todo es el Presidente - lo fue en el pasado, es ahora y lo será en el futuro - el que marca la agenda y puede desatar cualquier nudo en la ejecución de una tarea.

Pero este ministerio, en caso de crearse, se compenetraría tanto en los problemas de la provincia por estar lidiándolos y conociéndolos todos los días, que a lo mejor y con el tiempo se convertiría  en el formidable portavoz de la provincia con los que toman decisiones. Si esta esperanza se transforma en realidad, el gobierno de turno podría conocer, por ejemplo, que el gran esfuerzo desplegado para recomponer la infraestructura podría estar en peligro de no darse un mantenimiento adecuado a las vías, por ejemplo, o que ciertos hospitales se toman su tiempo para atender a los ciudadanos o que aún existen locales escolares deteriorados, para citar tres ejemplos. Manabí necesita por tanto, no sólo  reconstruir, es decir volver a levantar lo caído,  sino aprovechar este periodo para ir corrigiendo problemas del pasado o que siendo actuales pasan desapercibidos. Y claro, en este esquema es fundamental que el financiamiento a las actividades productivas no se detenga y que los flujos de  liquidez no se interrumpan.
Lo que acabo de describir, repito, es  teoría.  Nuestra misión como manabitas es perfeccionar las ideas, que los dirigentes políticos las lleven a la práctica y Manabí, estoy seguro, tendrá un futuro brillante.
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