Cada día suman más los casos de preocupación que presentan ciudadanos que circulan por aquellas áreas liberadas y que estuvieran incluidas anteriormente en la denominada “zona cero”. Es por la desorientación que sienten, impidiéndoles llegar correctamente a una dirección que antes del 16A les era muy conocida.
Resulta que con la cantidad de edificios públicos y privados derrocados, los puntos referenciales que tenían han desaparecido, descolocando al ciudadano en el territorio que circula, a la vez que le generan la sensación de estar perdido dentro de su propia ciudad.
Es el caso de Portoviejo, donde oficialmente cerca de 700 edificaciones se cayeron o han sido demolidas, muchas servían de distintivos que ayudaban a guiarse a la población local o transitoria, ahora confundida por la carencia de esos puntos de apoyo.
Prudente es, entonces, que la municipalidad inicie una programación de señalización que recuerde al peatón o al conductor de vehículo las calles que recorre y las intersecciones correspondientes, auxiliándolo en la adecuada movilidad.
La situación queda al criterio de los funcionarios municipales, cuya administración está en pleno proceso programático de reordenamiento, reconstrucción y reactivación de la ciudad, en especial del perímetro central duramente castigado.
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