A través del tiempo. Según la historia, años atrás esta era la única manera de poder transportarse de un lugar a otro, puesto que en aquellas épocas no existían carreteras y había pocos vehículos a motor.

No obstante, los comuneros de Cerro Bravo, perteneciente al cantón Buena Fe (Los Ríos), se niegan a que este tradicional medio desaparezca de su cotidiano vivir.

A bordo de su balsa elaborada por sus propias manos se ve a Pedro Carbo. 

Transportando a personas de un extremo a otro cuenta que esta es una de las opciones que utiliza para poder sobrevivir.

 “Los tiempos no son como antes porque hay que ingeniárselas. Aquí es difícil ingresar y cuando el río crece nos apoyamos con una cuerda para guiarnos”, detalló Carbo.

Bendición. Cerro Bravo es una comuna escondida en medio de unas majestuosas y esplendorosas montañas situadas en San Jacinto de Buena Fe. Su acceso es muy complicado. Quienes habitan allí deben caminar por más de 30 minutos desde el sector Nueva Esperanza, ubicado en el kilómetro 17 de la vía Buena Fe-Los Ángeles, luego tienen que tomar una canoa para atravesar el río por unos tres o cinco minutos y llegar a la orilla del pueblo más cercano. 

Para los comuneros las canoas son una gran ‘bendición’, puesto que sin éstas quedarían aislados de la civilización debido a lo caudaloso que es el río Baba.

Pasarán los años, aumentará la tecnología, cambiarán los tiempos y habrá prisa por olvidar ciertas costumbres, pero las canoas y las balsas serán una de las cosas que seguirán arraigadas en los más inhóspitos campos del litoral.

Origen. Construir canoas es una tarea larga que no siempre se asume con buena voluntad. Por tanto no resulta raro que en la mitología de los pueblos amazónicos se imponga dicha tarea como un castigo.