Carmen Garzón, quien vendía corviches y empanadas en una esquina de la zona comercial de Tarqui, ahora trabaja en la calle Oliva Miranda del barrio San Agustín.
Ella asegura que en este lugar las ventas son mínimas, en comparación con las que tenía en Tarqui, donde los comerciantes y público eran los principales consumidores. “Tocará esperar que algún día se reanime el comercio en esta zona”, agrega.
Octavio Tubay, quien tenía su comedor en la calle 114 del mismo sector, ahora trabaja en el mercadillo de la avenida 4 de Noviembre.
Él recuerda que antes del terremoto tenía una venta diaria de más de 60 almuerzos, pero actualmente no llegan ni a 25.
Tubay señala que las ventas han bajado porque los comerciantes están en diferentes lugares, donde tienen nuevas ofertas de desayunos y almuerzos.
“A esto se suma que estamos trabajando en la vía pública, lo que es negativo para unos y atractivo para otros”, indica.
Sin embargo, en este mismo mercadillo trabaja Mercedes Muentes, quien asegura que le va mejor que cuando estaba en la planta alta del mercado de Tarqui. Ella dice que ahora vende 60 platos, entre desayunos y almuerzos.
Terminal terrestre. Los cerca de 18 negocios de comida que existen en la terminal terrestre y sus alrededores también reportan pocas ventas.
Sus dueños afirman que después del sismo del 16A los ingresos han disminuido.
Maribel Delgado cree que por el desastre no hay muchos visitantes, lo que les afecta directamente.
También atribuye las pocas ventas a la competencia que ha crecido luego del evento sísmico.
Rosa María Falcones, quien trabaja en los alrededores de la terminal terrestre, asevera que vendía más de 80 almuerzos diarios, los que en su mayoría eran consumidos por empleados públicos que trabajan en esta zona de la ciudad. Ahora, luego del terremoto, solo prepara entre 20 y 25 almuerzos.
Agrega que la mayoría de sus clientes eran los empleados de la Cnel, los que se fueron a trabajar a la Escuela de Pesca porque el edificio principal sufrió daños.
César Zambrano, en cambio, manifiesta que luego del terremoto ganó a muchos clientes, sobre todo al público que a diario se concentra en las instalaciones del Ministerio de Inclusión Económica y Social.