Y esto no es todo. Como grupos de médicos tratantes del hospital se adhirieron a esa protesta generalizada de ciudadanos e instituciones de Portoviejo, el mencionado presidente del IESS tuvo otra propuesta inadecuada, cuando dijo que esos médicos dejen el hospital y se vayan a cualquier clínica, lo cual tuvo efecto inmediato cuando,  ejemplificando el caso, a dos prestigiosos médicos se les aplicó la ley de renuncia voluntaria y se los dejó cesantes en pleno ejercicio de su profesión especializada, quedando pendiente la atención programada de los pacientes.

No hay dudas de que es injusto y controversial lo que se quiere hacer con el sector central de Portoviejo, por lo que se justifican los reclamos y las protestas ciudadanas e institucionales. Con mayor razón aún, cuando de manera unilateral y arbitraria la dirección del IESS está tratando de llevar adelante esa construcción, sin siquiera tener los necesarios y legales permisos del municipio; y sin haber requerido la opinión de técnicos y entidades de la ciudad, cuando, incluso, ya se tiene firmado un contrato con una constructora de Quito.

Afiliados, jubilados y ciudadanía manabita respaldan esta posición de Portoviejo, porque, aprovechándose de la emergencia provocada por el terremoto, se quiere hacer y deshacer en  Manabí.

Lo mismo está sucediendo con Bahía de Caráquez, pues a esta ciudad colonial y prestigiosa por su pasado aborigen está tratándose de dejarla abandonada y desértica, siendo también el IESS uno de los causantes, cuando hace unos pocos días y en plena campaña electoral, con presencia del vicepresidente de la República y del mismo presidente del IESS, se puso la primera piedra para la construcción de un centro materno-infantil y de emergencias fuera de Bahía de Caráquez, a pesar del espacio suficiente que se tiene en el centro de la ciudad.

Y en el caso de “la puerta de la nacionalidad ecuatoriana”, todo sigue adelante sin que el municipio trate de detener este criticado proyecto que, así como el de Portoviejo, va en contra de la rehabilitación necesaria y programada de la ciudad. Al menos, no se debe testificar con la asistencia a estos actos negativos, que son mal ejemplo.

Los municipios de estas dos importantes ciudades deben encabezar estas protestas contra las arbitrariedades de arriba; y velar por la real reconstrucción y rehabilitación de Portoviejo y Bahía de Caráquez, porque el silencio no callará la reacción ciudadana.