Importantes detalles: Guillermo Lasso, el principal candidato de oposición al Gobierno, está próximo a anunciar alianzas así como su binomio. La Unidad, según veremos el jueves, anunciará el o la candidata escogido. Carrasco ha hecho públicas sus expectativas en la contienda; González, al llevar la letra escarlata correísta, no sale tan mal pues esa unidad le daría el primer puesto en las listas nacionales. 

Paco Moncayo se ha anunciado como candidato a la presidencia por la ID, partido recientemente resurgido de un largo letargo, participantes como Ma. Paula Romo han dicho que la línea del partido no será de centroizquierda sino más de izquierda, eso nos llevaría a pensar que esta candidatura afectará la base de votos de Alianza PAIS.

El sábado los “apes” anunciarán formalmente si va Moreno o si va Glas o que van los dos. Las fricciones en la tienda política del Gobierno son palpables. Correa está ido y el orden establecido cambiará. En junio de 2017 no habrá más Correa en el poder, su influencia dependerá de quién toma la posta, mucho tiempo en el poder los han acostumbrado a un orden establecido y hoy el avispero está revuelto. 

La base de Alianza PAIS no respalda a ambos candidatos por igual, pues hoy es evidente que lo que ha sido su mayor fortaleza también es su mayor debilidad; con esto quiero decir que al descabezar AP la estructura tiende a derrumbarse. Se esforzarán, seguramente, por presentar un partido unido  y esconder los rompimientos, pero al final todo se sabe.

El voto en Ecuador es obligatorio, aquí debemos acudir a las urnas y debemos tomar una decisión. Todos los indecisos que muestran las encuestas se encontrarán en la misma situación, en un cubículo con la papeleta en frente, después de esta semana el panorama quedará mucho más claro para ir acercándonos a esa decisión responsable de voto y no una impulsiva que nos lleve a desperdiciar la oportunidad de mejorar. 

Se viene un cambio, pero es importante darle peso a los hechos, el boom petrolero no volverá y quien asuma las riendas del país tiene un desafío inmenso de cambiar el rumbo, no sólo político sino económico para sacarnos, con mucha prudencia, de la recesión en la que estamos y volver a crear bases de crecimiento económico sustentable y no un modelo que necesita continuo endeudamiento para sostenerse. 

En este contexto, estimado lector, las conversaciones de política ya no son un ejercicio de desintoxicación social donde nos desahogamos de todos los sinsentidos que vemos a diario, sino un momento de profunda reflexión para escoger a quien nos ayude a construir el país donde queremos vivir, pues la responsabilidad es de todos.