Wilfrido Pinargote, “Don Mariner”, fue un devoto más caminando junto a la Virgen de La Merced. “Este año quizá el Señor me ha puesto una prueba”, recalcó.
Él perdió a su nuera, su hijo y su ahijado. También el edificio donde funcionaba su almacén de calzado, ubicado en las calles Francisco de Paula Moreira y Chile, se desplomó.
“Don Mariner” prometió el próximo año hacer algo mucho mejor para su “Virgencita”, si Dios se lo permite.
Otra de las personas que caminó en la procesión junto a ‘La Patrona de los portovejenses’ fue Paúl García, quien desde hace tres años viste a su hija como la Virgen. A Tanya, de tres años, la lleva sobre sus hombros año a año, le coloca un vestido blanco y una corona. Indica que su hija se salvó de milagro de una bronconeumonía cuando tenía quince días de nacida; la encomendó a la Virgen y ella la salvó.
“Los doctores no me le daban esperanza. Le pedí de rodillas y se la entregué. A los tres días la niña evolucionó muy bien”, contó.
Alberto Chávez, en cambio, en una silla de ruedas rezó con los brazos hacia el cielo y agradeció a “Mercedita” por haberlo encaminado.
“Vengo porque tengo mucha fe. Fui una persona muy desordenada, consumidor y mi madre la Virgen me salvó”, manifestó.
Además agradeció por mantenerlo con vida luego del terremoto del pasado abril.
Raúl Rezabala llevó a sus hijos a agradecer por un día más de vida. Él sabía que su esposa, quien falleció días atrás, hubiese asistido junto a ellos. “Era muy devota”, contó.
ORGANIZACIÓN. Lorenzo Voltolini, arzobispo de Manabí, comentó que la fe superó el momento de dificultad que se vivió con el terremoto.
“Pensaba que al estar la ‘zona cero’ afectada y no abierta habría menos gente. Hoy muchos se han dado cita esta noche”, dijo.
Otras personas también fueron parte de la organización. Vinicio Menéndez ha estado arriba de este evento por 20 años y Alexander Zambrano ha llevado a la Virgen en su carro por 22 años.