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Consejo de disciplina militar
Por: Clemente Orellana Sáenz
Por: Clemente Orellana Sáenz
El Comandante en Jefe de las FF. AA., que en nuestro sistema es el presidente del Ejecutivo, se debe ganar el respeto de sus subordinados en base a la credibilidad, al ejemplo de sus actos, a la probidad que demuestre todos los días, a las consideraciones que tenga con las tropas.
De tal manera que en caso eventual de conflicto armado tenga la calidad moral y ética de dar las órdenes siempre asesorado por el Comando Conjunto.
Porque los que saben en el arte de la guerra las estrategias para vencer únicamente son los militares de carrera o de línea.
Para eso el Estado los ha formado después de toda una vida dedicada a la vocación de las armas.
No se puede improvisar un general, un mariscal, un comando por decreto.
La figura decorativa que tiene el presidente debe guardar las debidas consideraciones con quienes sí son soldados profesionales y no simples aficionados.
Es un símbolo que la estructura del Estado le da a un presidente de la República.
Así también, el cargo de ministro de Defensa es un enlace entre los mandos militares y el presidente, sin tratar de imponer su criterio a los comandantes de fuerza y peor impedirles que opinen o no puedan expresar en forma libre lo que piensan.
Y por eso se está dando en forma peligrosa el Consejo de Disciplina Militar, instancia que recibe del ministerio de Defensa la denuncia en contra del capitán de corbeta, Edwin Ortega Sevilla, oficial de la Armada en servicio activo.
Se lo acusa de haber incurrido, supuestamente, en actos de “manifiesta violencia o indisciplina contra un superior”.
Y la respuesta del Consejo, por unanimidad, es no admitir la denuncia en contra del oficial Ortega.
La aplicación de los procesos disciplinarios se limitan al ámbito militar.
“Y Correa, aunque sea el Comandante en Jefe, no es un militar”, de acuerdo al abogado del oficial, Juan Vizueta.
Tremenda respuesta de los oficiales de grado jerárquico superior al denunciado en contra del ministro de Defensa.
Prácticamente quedó desautorizado y por ética debería renunciar; ya no puede ser el enlace.
Falló y debe dar un paso al costado para ser reemplazado por otra persona.
Por alguien que aplaque los ánimos exaltados en los miembros de las FF.AA., ofendidos en forma permanente en lo que va del año.
Los ecuatorianos somos orgullosos de nuestras FF. AA. porque son el pilar de nuestra soberanía nacional, la columna vertebral de la existencia misma de la nación.
Merecen un profundo respeto de todos los integrantes del país.
Y, por supuesto, unas pensiones dignas y un retiro que les permita vivir en paz en sus años dorados.
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