La formación política se fundamenta en la transversalidad de valores, donde la persona pueda encontrar en esta ciencia un camino propicio para servir siendo mejor ciudadano, mejor persona. 

La transición de este nuevo concepto de formación política nos compromete a trabajar desde los jóvenes en la obtención de una sociedad menos conflictiva y más participativa, propiciar en ellos prácticas interesantes de liderazgo que signifique encontrar actitudes para un proceso claro y positivo de gobernabilidad, sin tener que recurrir a actuaciones ambiguas e imprudentes de unos cuantos que por costumbre y en su papel de lucha por ideales individualistas lograban que a través de sus gritos, empujones, golpes, amenazas, insultos, se confunda la búsqueda de un objetivo en concreto. 

Al consultársele a un joven estudiante presidente de su colegio lo que siente a través del rol que cumple dentro de la institución, manifestó que: “servir le identifica, sus papás le formaron para ser un líder, pese a que aún se ve uno que otro  acto violento, pues ahora siente que la política es lo que le apasiona”.

Esto ya es esperanzador, esto ya es un logro para el país; respuestas como estas evidencian el acierto de un nuevo concepto de formación política, pero también el comprometimiento a seguir mejorando en la capacidad de discusión. Es momento de aprovechar el espacio ganado, mucho se ha logrado desde el actual Gobierno que practica el diálogo político, que busca recuperar el debate con respeto, con altura y sin violencia, hechos que han permitido, entre otras cosas, el surgimiento de jóvenes líderes motivados y con la capacidad de debatir olvidando de a poco los actos violentos a los cuales se nos había acostumbrado.  

La práctica de una adecuada discusión se empieza a evidenciar, se ve en las escuelas, en los colegios, en las universidades, en las diversas organizaciones, pues se busca mantener la constante de aquello a través de la apertura al debate colectivo con la capacidad suficiente para tolerar lo diverso desde la esfera pública. No se pueden construir ideas con actos violentos, aquello atenta contra el diálogo y la razón humana. 

Es la época de consolidar logros alcanzados y seguir trabajando para la formación  de líderes de futuras generaciones con presente que deja de lado la protesta violenta y propone el diálogo con mesura y con nuevas ideas, pues esto ya constituye un logro histórico para la sociedad, ya que desvanece actitudes vergonzosas de un pasado y fortalece la participación social, sin dejar de lado la esencia de la discrepancia, la razón de la democracia y la existencia de acuerdos aun con posiciones diversas.