Entre las novedades, precisó, se encontraron con acero rústico que sostiene las carnes y mesas de madera, que representan focos infecciosos, además de mala manipulación, dijo. 

“Algunos no tienen agua, otros no tienen certificación de las carnes provenientes del camal, el cual es uno de los principales requisitos para trabajar. El tercer proceso será más fuerte, no se prohíbe la venta, pero se pide que se mejoren las condiciones en que lo hacen”, precisó.

El objetivo, según Briones, es mejorar la calidad de los productos que consumen los portovejenses, y así evitar que atenten contra su salud.

Registro. Williams Salazar, director de Seguridad y Policía Municipal, aseveró que no están impidiendo el derecho al legítimo trabajo, pero sí exigen que lo hagan bajo las normas sanitarias básicas.

En la mayoría de los casos, indicó, acuden para conversar y darle el plazo al comerciante, que a veces es puesto por ellos, “firmamos la notificación y en caso que no firme se asienta razón, se adjunta foto y me retiro; cumplido el plazo, volvemos con otras medidas de acuerdo a la ley”, sostuvo. 

El comerciante de carnes Alberto Zambrano dijo que en su caso le hicieron varias observaciones y las pondrá en práctica para que el comprador llegue y obtenga un buen producto. “Debemos tener mejores maneras para vender el producto, hay que acostumbrarnos al cambio”, acotó.