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Misterios bajo tierra
Misterios bajo tierra
Por: Rosa Dalia Cevallos

Viernes 19 Agosto 2016 | 04:00

Las leyendas creadas a fines de la Segunda Guerra Mundial y, en el caso de Ecuador, los misterios no develados desde la internacionalización de la Cueva de los Tayos se añaden al desconocimiento científico de lo que sucede en las entrañas de la tierra, cuyas convulsiones cambian la vida de miles de seres en menos de un minuto.

 Dos ciudadanos, que persiguen el diez por ciento, obtuvieron el permiso oficial en Polonia para buscar el tren subterráneo alemán supuestamente cargado con 300 toneladas de oro y joyas cerrado en abril de 1945, mes del suicidio de Adolfo Hitler, cuando veía perdida lo que llamó su lucha. El ocultamiento evitaría el decomiso por parte de las tropas soviéticas que avanzaban hacia el oeste. 

El convoy habría quedado oculto bajo el boscaje, entre dos ciudades polacas cercanas a la frontera con la República Checa.
Pero la Universidad de Cracovia no cree esta historia y tampoco los informes de la inteligencia rusa los que indican que, en algún lugar del laberinto de túneles construido por los nazis, yace un tren con una carga macabra: cadáveres de los seres exterminados por el régimen de Hitler, documentos secretos y armas químicas.
Lo que si es cierto es que hace relativamente pocos años el Subsecretario del Tesoro de los Estados Unidos trató de lavar la imagen de su país reconociendo el saqueo  cometido en mayo de 1945 por soldados americanos a un tren que partió meses antes de Hungría hacia Alemania, con un incalculable tesoro proveniente de la apropiación de los bienes de acaudalados judíos exterminados en ese país. Pero días antes las tropas franceses habían tomado oro, piedras preciosas y relojes.
Volviendo a nuestro Ecuador, un ciudadano argentino de procedencia húngara, Moricz, notarizó en 1969 la visita a la Cueva de los Tayos, donde inclusive reportajes de la BBC revelan la existencia de pasajes subterráneos que albergan placas metálicas con la historia de la humanidad desde hace 250 000 años. Pero antes, el famoso Padre Carlos Crespi, asentado en Cuenca, había solicitado permiso del Vaticano para erigir un museo pues ya estaban en sus caritativas manos donaciones de los indígenas de placas de oro, con ideogramas muy parecidos a los de las civilizaciones de Medio Oriente como la Sumeria. El Padre Crespi creía que estaban grabadas en una lengua común al origen de la humanidad. Muchas desaparecieron.
Aunque interiormente se toca muy poco este tema, personajes como el astronauta Neil Armstrong mostraron interés en la cueva, tanto que tras visitarla no dudó en decir que su experiencia allí fue superior a la de pisar la luna!
Una expedición ecuatoriano-británico sacó varias cajas de la cueva, lo que decepcionó a los shuaras…¿Qué hicieron con este al menos histórico tesoro?
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