Afortunadamente como fuimos temprano y salimos temprano no nos cogió el tráfico de frontera. A mi regreso a Ecuador vi por Ecuavisa que la fila de vehículos ese solo día queriendo cruzar la frontera a Ipiales llegaba a 5 kilómetros. Decenas de miles de personas a buscar ahorrar dinero comprando en Colombia. 

La euforia se apoderó de mí. Un tarro de milo que en Ecuador cuesta 9 dólares, en Ipiales o Pasto vale 4 ó 5 dólares. Detergentes a mitad de precio de lo que pago en Ecuador. Una licuadora Oster o Black & Decker que en Ecuador vale más de 100 dólares, en Ipiales y Pasto valen 50 dólares. Y así casi todos los productos básicos consumibles, electrónicos y electrodomésticos entre el 40 y 60 % más barato comprarlos solo a unos minutos de Tulcán, cruzando la frontera. 

En uno de los súper almacenes allá llamado Alkosto nos dice la cajera, aquí casi en su mayoría todos los clientes son ecuatorianos como usted. Vienen todos los días a comprar para su uso personal o negocio. Claro cómo no, un TV LCD que en Ecuador cuesta 1,000 dólares allá cuesta $ 500. Y veía tanta, pero tanta mercadería, electrónicos y electrodomésticos ser comprados por ecuatorianos que solo me quedaba preguntar, cómo pasan todo eso por la frontera. Obvio la respuesta seria, pagando impuestos; pero si fuera así nadie fuera no? Algo no cuadra. Sería interesante hacer un estudio de ello y ver en cuántos cientos de millones de dólares Ecuador es afectado. Esto sin contar las innumerables plazas de trabajo que perdemos localmente. 

Pasto e Ipiales son ciudades pujantes que da gusto ver como se progresa, como se vende; ¡qué dinamismo! la gente colombiana allí son felices de vernos todos los días. No hay hotel allá que no esté lleno, en su mayoría por ecuatorianos.

A mi regreso a Ecuador paso por Tulcán, nuestra ciudad ecuatoriana. Aquí se nota la desesperación del comerciante. ¡Nani nanai!. Ni con grandes descuentos logran retener a los ecuatorianos que cruzan la frontera para irse de compras allá. Triste, muy triste porque al fin del día son menos trabajos para nosotros y más para Colombia. Las ventas en Ipiales y Pasto de han subido un 50 % y las de nuestro Tulcán bajado hasta un 75 %. 

Nuestro gobierno debería reconsiderar sus políticas de comercio exterior y tributario. Además, ese famoso tour que tomé fue una pesadilla del más allá, aunque haya conseguido mis anhelados ahorros.