Las respuestas son casi análogas: “Es que resulta muy difícil mantener la finca y obtener el dinero suficiente para suplir los gastos de la familia, de mantener en buen estado las tierras y peor si los hijos hay que mantenerlos afuera en los estudios”. “La agricultura, dicen, ha dejado de ser un buen negocio y las nuevas generaciones no se interesan en seguir dentro de la actividad familiar”. Sin embargo, sostenemos que en el país no se ha producido una escasez  alimentaria y es del sector agropecuario que se obtienen los productos de la llamada canasta básica familiar y a costos que todavía son alcanzables para casi todos los grupos interesados. 

Esto significa que al sector agropecuario es más que importante mantenerlo productivo, para que no nos vaya a suceder lo de otros países cercanos, en donde aún teniendo dinero no hay alimentos para comprar, como diariamente se ven noticias sobre Venezuela. Por lo anotado, creemos que en Ecuador se debe tomar de forma urgente medidas que nos garanticen a toda la población mantener este estatus de abastecimiento familiar; y para ello creo que son los momentos precisos para que en un diálogo abierto,  franco,  sincero, sobre todo positivo hacia la mayoría de los ecuatorianos. 

Que se entablen conversaciones que den como resultado iniciativas de financiamiento para el sector agropecuario, que vayan aliviando esta carga tan dura para nuestros productores, habida cuenta que en los  sectores ganadero y  agropecuario la materia prima está en el esfuerzo de los productores laboriosos, que con enorme sacrificio, y sin obtener mayores réditos siguen produciendo y no falta en nuestras mesas los alimentos que han sido históricos: plátano, leche, arroz, y muchos más que requieran de financiamiento que puede ser inclusive privilegiado, a plazos prudentes, con lo cual se logre financiar la producción, alimentaria y que el espectro de un desabastecimiento no nos llegue, beneficiando al productor agropecuario con incentivos de que siga en sus parcelas produciendo.  

Son necesarios trabajos de grupos profesionales agropecuarios que ayuden a nuestros productores, que les enseñen nuevas tecnologías de manejo del suelo y de los recursos que se les presta para recuperar lo invertido, obtener ganancias y alejar el fenómeno del desabastecimiento de productos alimentarios, y que se vayan eliminando los letreros de “se vende esta propiedad”.