En un estadio Atanasio Girardot que tendrá más 50 mil hinchas verdolagas, con una pequeña mancha ‘rayada’, los ecuatorianos buscarán seguir escribiendo una historia que bien podría servir como argumento de una película de motivación.

La historia de superación, de ir contracorriente cerrando bocas a su paso, empezó el 12 de febrero, cuando los sangolquileños estuvieron a punto de volver a casa con las manos vacías.

En tiempo adicional pitaron un penal en contra de Independiente que perdía 2-1 ante Guaraní, en el estadio Defensores del Chaco. 

En la ida, el cotejo había quedado 1-0 a favor de los ecuatorianos, de modo que si Hernán López -goleador histórico de la Copa Sudamericana con 14 conquistas- anotaba el penal, Independiente quedaba eliminado en la repesca (primera fase).

Pero López la echó fuera e Independiente escribió el primer capítulo de una historia llena de hazañas obtenidas en condición de visita, que lo llevaron hasta la final, donde volverá a tener otro reto para cambiar por victoria el 1-1 obtenido en la ida.

Independiente sabe de revertir las cosas, de resistir. La fortaleza mental de sus jugadores, que parece hecha a prueba de fuego, la falta de miedo escénico y un rival volcado al ataque por la presión de su hinchada, pueden ser la receta para que los ecuatorianos vuelvan a sorprender al mundo del fútbol.

Causaron sorpresa ya cuando sacaron un empate (0-0) ante Colo Colo en Chile, en el último partido de su grupo, y dejó eliminado al ‘cacique’, que ostenta un título en la competición en su palmarés. 

En los octavos de final volvió a celebrar en estadio ajeno. Fue en el Monumental de River Plate, cuando los ‘rayados’ aguantaron la ventaja del 2-0 de la ida, con un portero Librado Azcona como figura. Al final fue 1-0 y a celebrar, ante la incredulidad de los campeones reinantes.

En cuartos de final tocó celebrar en el estadio de los Pumas de la UNAM. En Quito, Independiente venció 2-1. En México, los ecuatorianos perdían 2-0 en el primer tiempo y parecían condenados a la eliminación. Pero un gol de Sornoza forzó la tanda de penales, en la que los muchachos de Sangolquí salieron victoriosos.

En la semifinal tocó Boca Juniors, y allí los ecuatorianos volvieron a demostrar su carácter, no arrugando en la mítica Bombonera. Habían ganado 2-1 en casa. Al minuto 3, en Buenos Aires, ya perdían y estaban afuera. Pero remontaron con contragolpes certeros. Al final fue 3-2 y ya se inscribían entre los dos mejores de América. 

Esta noche, con José ‘Tin’ Angulo -su mejor hombre en la ofensiva- descartado por el técnico Repetto por lesión, y con Miller Castillo en su reemplazo, Independiente del Valle espera escribir el último capítulo de una historia que pudo haber terminado en la repesca, pero que a fuerza de vencer contra todo pronóstico lo ha llevado ahora hasta Medellín, en donde espera tener un final feliz.