Así lo indica el Ministerio de Cultura y Patrimonio en su portal web.

Según la publicación, los primeros vestigios de la bebida milenaria se encontraron en el período formativo de la cultura Valdivia (3500 y 1500 antes de Cristo) asentada en la Península de Santa Elena, donde se evidenciaron los primeros hallazgos del maíz en vasijas de barro.

Según el estudio de esta cartera de Estado, la producción y consumo de la chicha contribuyó a la evolución del diseño de las vasijas de barro, que servían para su transporte.

Las vasijas eran fabricadas por las culturas Chorrera, Cotocollao y Machalilla, las cuales se asentaron en lo que hoy es Ecuador, según estudios arqueológicos.

Creencia. La leyenda atribuye el descubrimiento casual de la chicha de jora al inca Túpac Yupanqui, cuando las lluvias habían deteriorado los silos, fermentándose los humedecidos granos de maíz. 

Para evitar desechar el maíz, el Inca ordenó la distribución de la malta fermentada para aprovecharla en forma de mote, (maíz cocido en agua), pero, dadas las características desagradables que presentaba, se optó por descartarla.

Se toma. Como tradición del pueblo indígena, la chicha de jora se bebe en ocasiones especiales. 

Una de ellas es en el Inti Raymi, la fiesta del solsticio, que es la más concurrida del calendario de actividades de algunas etnias indígenas. 

En el marco de esta celebración la preparación de la chicha de jora es una de las actividades más importantes en la agenda, pues simboliza la unidad y la generosidad de una comunidad. 

En la sierra. Cada provincia de la Sierra tiene alguna variante para su propia chicha de jora. Por ejemplo, en la ciudad de Guano, provincia de Chimborazo, es tradicional la “Chicha Huevona”, que debe su nombre a los ingredientes adicionales a la chicha de jora: huevos, cerveza, una copa de licor de puntas y azúcar.

En la Sierra hay hasta celebraciones en honor a la chicha de jora.