En los 20 kilómetros marcha, Pérez logró la medalla de oro con un tiempo de 1 hora, 20 minutos y 17 segundos, superando al ruso Ivan Markov (plata) y al mexicano Bernardo Segura.

“Han pasado 20 años de haber demostrado al mundo que podemos ser mejores, en los cuales hemos tenido que transformar nuestra vida, transformarnos en actitud, en preparación, en conocimiento, en absolutamente todo”, ha señalado Pérez.

El oro obtenido significa un hito en la historia de Ecuador. Debido a ello, el Gobierno ecuatoriano en 1997, mediante Acuerdo N. 3401, expedido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, declaró al 26 de julio de cada año como Día del Deporte Ecuatoriano.

“Yo ahora me emociono más que cuando estaba en competencia y, claro, cuando yo crucé la meta lo único que quería era acostarme, estaba consciente de que estaba agotado, destrozado, pero también estaba consciente de lo que había logrado”, ha reconocido Pérez.

Huérfano de padre desde temprana edad, Jefferson Pérez tuvo la oportunidad de preparar su mente, espíritu y cuerpo. Vendía periódicos en las calles de Cuenca. Al día recorría alrededor de 8 km durante tres horas seguidas. Su madre, María Quezada, fue uno de los pilares fundamentales para su consagración deportiva y profesional. Actualmente es ingeniero comercial.

“El hecho de ver flamear mi bandera, escuchar el Himno del Ecuador, ver que 80 mil personas están de pie, saber que más de 1.000 millones de personas están viendo por televisión, respetando y conociendo de mi país, de mi identidad y cultura, eso no te quita nadie. Yo no competía para ganar medallas, lo hacía para ver mi bandera, escuchar mi himno y que el mundo supiera de Ecuador”, ha dicho Pérez. 

Su buen trabajo como deportista ha hecho que en el centro del parque de la Madre, en Cuenca, en el parque La Carolina en Quito y en el complejo La California en Portoviejo haya estatuas suyas en homenaje.