El ataque se dio contra una manifestación de la minoría étnica hazara, reivindicado por el Estado Islámico (EI).
Aunque las mayoría de las víctimas con civiles, entre ellas también se encuentra “un número de fuerzas de seguridad” que vigilaban la marcha, según un comunicado del Ministerio del Interior afgano.
El Ministerio aseguró que “de acuerdo con la información inicial, tres suicidas con bombas cometieron el ataque. Uno detonó su chaleco explosivo, el segundo falló en su intento de explotarlo y el tercero fue abatido por las fuerzas de seguridad afganas”.
El EI, en su reivindicación del ataque a través de la agencia Amaq vinculada al grupo yihadista, asegura que fueron dos de sus combatientes los que “detonaron cinturones con explosivos en una concentración de chiíes en la zona de Dehmazang en Kabul”.
El presidente afgano, Ashraf Gani, confirmó en un comunicado que entre los fallecidos y heridos se encuentran “miembros de las fuerzas de seguridad y defensa”, sin aportar más detalles.