Durante la visita que el ministro de Economía hizo esta semana a Manabí anunció que el gobierno posponía la contratación de la obra porque a él le habían informado que la primera etapa no llegaba a un nivel aceptable de ocupación. Así de simple. En la nada quedan los estudios, el proceso de contratación y los vistos buenos de las autoridades de control. El informe en el que se basa el ministro es, hasta ahora, extra oficial; y de él no se conoce ni autor ni más argumentación. Manabí merece más respeto. Se solicita a las autoridades que se haga público el mencionado informe. El gobierno del presidente Rafael Correa está a punto de hacer perder tiempo a Manabí en la consecución de uno de sus megaproyectos de desarrollo. Las autoridades provinciales, encabezadas por el prefecto, y en especial por los diputados, deben pedir estas explicaciones e idear alguna estrategia que impida que se pierda la obra. Si el gobierno del presidente Correa quiere servir a Manabí bien podría abrir los dos frentes de trabajo: la contratación de la segunda etapa y la maximización de la primera. Capacidad técnica debe haber. Lo financiero no debería ser mayor problema si se habla de que se logró extender el área de riego en un 20 por ciento. Mejor sería que esa supuesta optimización se la lleve a la primera etapa para no sacrificar a la segunda. Un proyecto de riego de la naturaleza del Carrizal – Chone toma su tiempo en ofrecer resultados, debido a que, de por medio, está la costumbre de sus usuarios. Así mismo estuvo concebido desde el inicio. A pesar que el ministro sostiene que Manabí no perderá los recursos que estaban destinados para la obra, es difícil creerlo dada la experiencia que se tiene de situaciones similares y a la constante iliquidez fiscal.