Las aulas fueron construidas con fondos de la AVSI (Asociación de Voluntarios de Sostenimiento a Distancia), una ONG italiana. Los recursos son canalizados por la Arquidiócesis de Portoviejo a través del Programa Acción Educativa Integrada (AEDI). Los niños reciben además útiles escolares, zapatos, uniformes, y se ha dotado al plantel de material didáctico y pupitres. Todo esto se brinda a través de un sistema de apadrinamiento de los 144 niños por parte de ciudadanos italianos. Traslado incluido Además y debido a que los alumnos pertenecen no sólo a Julcuy sino a 14 comunidades aledañas, se ha contratado 3 vehículos para el traslado de los estudiantes. Francisco Parrales y Johnny Vera, padres de familia, recordaron que todo empezó en el 2001 cuando Darío Maggi, vicario episcopal de educación, empezó a recorrer la zona de Julcuy y les planteó la propuesta. Así inició el programa PELCA (Preescolar en la casa) con las familias de los primeros 95 niños de 5 comunidades. “Hoy somos 274 familias con 450 niños en 21 comunidades, nos acompañan 16 educadores”, afirmaron. En el 2002 con el apoyo de la Asociación Pietre Vive para la construcción de pozos y la instalación del sistema de riego por goteo en 5 huertos (Secal, Agua Pato, Piñas, Peñas y Julcuy), se inició la creación de pequeñas granjas familiares y comunitarias que han permitido mejorar la economía y garantizar una más adecuada alimentación. Al mismo tiempo la Fundación Señor de la Buena Esperanza promovió la formación de una red de agentes comunitarios de salud, que se encargan de visitar a las familias, intervenir en situaciones de primera necesidad, detectar urgencias y señalarlas a los médicos. Después se creó un jardín de infantes parroquial y se nombró a un educador itinerante para las comunidades más alejadas. El PELCA fue sustituido por el AEDI. En el 2006 se incluyó a la escuela en el plan de mejoramiento de la educación. La Belisario Quevedo, para entonces, estaba cerrada.