El objetivo de este encuentro era reiterar el compromiso de la cumbre de Gleneagles del 2005, en la que se acordó condonar 60.000 millones de dólares de deuda exterior y doblar la ayuda al desarrollo para llegar a los 50.000 millones anuales hasta el año 2010, de los que 25.000 millones irían a África. A la reunión estuvieron invitados siete países africanos: Argelia, Nigeria, Senegal, Sudáfrica, Ghana, Etiopía y Egipto, aunque este último no acudió debido a las elecciones del próximo lunes. El caso de la ex candidata presidencial colombiana Ingrid Betancourt, también llegó a la cumbre del G8. Los participantes en la cumbre incluyeron en el documento final un texto en el que reconocen la “valiente decisión del presidente colombiano Álvaro Uribe de liberar a un significativo número de prisioneros. Reacciones Diversas organizaciones no gubernamentales (ONG) criticaron el acuerdo sobre África de la cumbre del Grupo de los Ocho (G8) de Heiligendamm. Según la organización Oxfam, las cuantías del programa para la lucha contra el sida y la malaria son sólo aparentemente elevadas y haciendo cálculos se quedan en poco. Los acuerdos sobre el cambio climático también recibieron más críticas que adulaciones. Las grandes organizaciones internacionales de sindicatos admitieron que en la cumbre del G8 se han registrado “avances” en “el tratamiento de la dimensión social de la globalización”, pero reprocharon el “fracaso permanente” para cumplir los compromisos con África, y en particular sobre el sida. Por otra parte, el movimiento antiglobalización valoró de forma positiva el desarrollo de sus protestas contra el G8 en el balneario báltico alemán de Heiligendamm, que consiguieron acosar por tierra, mar y aire y los accesos por carretera que fueron bloqueados permanentemente. CONTRA LA CUMBRE Manifestantes llevaron máscaras con las caras de los líderes del G8, durante una protesta contra la cumbre del G8 en Alemania.