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Serie B
La historia de superación del goleador del Manta

Jorge Luis Palacios tiene la velocidad y el olfato de una gacela. Su selva es el campo de juego. Su objetivo no es huir, sino anotar goles.

Jueves 30 Junio 2016 | 10:55

Capitán a los 23 años, Palacios es el diamante que salió de las canteras del Manta. 

Una lesión en uno de sus dedos del pie lo apartó de las canchas al final de la temporada del 2014, y una recaída lo mantuvo afuera gran parte del año pasado, pero nada ha frenado sus ganas de convertirse en grande.
Palacios parece haber vuelto esta temporada con más hambre de gol que nunca. El delantero “atunero” ya lleva 12. El domingo, nada más, anotó los tres tantos con que los mantenses se impusieron 3-2 ante Gualaceo. Los dos primeros goles llegaron al estilo de los “9”, en una mezcla de ubicación y olfato. En el primero empujó debajo del arco un remate cruzado de Jhon Carabalí. En el segundo demostró una gran capacidad técnica a rematar de volea una pelota que le había quedado atrás. El tercero fue de penal. 
Palacios cumple este año su mejor temporada en el profesionalismo. Ya sobrepasó los ocho goles que hizo en la Serie A con el Manta en 2014, y los tres del año pasado (actuó en apenas 12 partidos). 
Pero su historia con la camiseta celeste empezó en 2009, cuando llegó al Manta con 15 años y con la mochila llena de sueños.
Dos años después debutó en el equipo de primera. Tenía entonces 17 años. Fue ante Liga de Loja, el 27 de junio del 2011.
Esa tarde el delantero anotó el primer gol de los tres con los que los “atuneros” vencerían a Liga de Loja por 3-1.
>Ensilencio. Ese gol no fue suficiente para que el ariete mantense se ganara un puesto en el equipo de primera. Palacios la tuvo que pelear lejos de los focos, en el campeonato de Reservas, un torneo en el que se mezclaban juveniles y algunos experimentados que no eran tomados en cuenta en el equipo “A”. Fue allí, en esas canchas anónimas, que Palacios afinó la puntería. En 2013, nada menos, hizo 20 goles, en 37 partidos jugados.
En 2014 llegó Juan Manuel Llop al banquillo “atunero”, y se encontró que para la primera fecha ante Liga de Quito no podría contar con Martín Gómez porque no alcanzó a ser inscrito. Llop se fijó en Palacios y le dio la confianza. El resultado fue que el mantense le pagó la confianza con el gol del triunfo, otra vez empujando una pelota, a puro olfato y ubicación.
Palacios es un hombre que parece haber nacido para marcar goles emotivos.
El año pasado, cuando volvía al campo después de una lesión, anotó un tanto a Gualaceo luego de haber entrado al cambio. El delantero celebró llorando.
>Ahora. El actual entrenador del Manta, Luis Espinel, ha potenciado el juego de Jorge Luis Palacios a través de entrenamientos específicos con los delanteros para “afinar su precisión y su calma para definir”.
Espinel además le ordena al jugador que se mueva por todo el frente del ataque aprovechando la capacidad de presión que tiene el jugador por su velocidad y buen estado físico.
“Es un jugador muy rápido que lucha todo los balones, busca el gol, tiene olfato”, explica Espinel.
>El cielo. Cuando Palacios convierte un gol, mira y luego señala con sus dos manos al cielo. El delantero perdió a su padre a los siete años; por eso, cuando anota busca al cielo como queriendo saludar a su progenitor. “Es mi inspiración, no la cambio por nada”, explica.
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