El robo, según Hermes Salazar, presidente de la Junta de Agua de las comunidades afectadas y pertenecientes al cantón Rocafuerte, se habría dado entre la noche del viernes y madrugada del sábado último.
Fue en la mañana, cuando procederían a utilizar las bombas, que se dieron cuenta de que los delincuentes habían visitado la caseta, localizada a unos 150 metros de la vía que comunica a El Higuerón con Portoviejo y Crucita.
Los equipos, según el líder comunitario, eran nuevos. Uno de ellos fue instalado en febrero y el otro hace dos años. “Equiparábamos el uso para que rinda mejor y no sobrecargar a ninguno de ellos”.
Los aparatos estarían valorados en más de 2.600 dólares. El operador de las bombas encontró las seguridades violentadas, cables desconectados y tubos sueltos.
A cincuenta metros de la caseta, debajo de un árbol, se hallaron codos de pulgada similar a la sustraída; se presume que los ladrones la cargaron en peso y luego la desacoplaron para dividirla en partes y que el traslado sea más fácil.
Servicio. El presidente de la Junta de Agua aseveró que producto del robo unas dos mil personas que habitan en las dos comunidades se quedaron sin el servicio durante el fin de semana.
Las bombas extraían el agua desde un pozo anillado, y la impulsaban hasta un tanque en la colina, y luego por gravedad se proveía a las comunidades.
“Estamos complicados. Ahora de los pocos recursos que tenemos tenemos que hacer gestiones para comprar bombas nuevas”, precisó Salazar.
Problemas. El dirigente comunitario manifestó que la sustracción de bombas de agua potable no es novedad en el sector, ya que en La Sequita de Crucita y San Jacinto de Rocafuerte se robaron cuatro la semana pasada.
“La vía a Correagua está a oscuras, creo que ese factor motiva a los hampones”, destacó Hermes Salazar.