Sin embargo, la aplicación de esa ley en manos de un Gobierno que se ha caracterizado por un ejercicio del poder de manera autoritaria resulta peligroso, pues no se cumple con equidad; por ejemplo, no se permiten las réplicas a los insultos que se producen en las sabatinas, eso está fuera de toda lógica del conocimiento humano. El derecho a la libertad de expresión, que relativamente en este país sí ha existido desde la Revolución liberal, con interrupciones en la dictadura militar o, por ejemplo, cuando otro populista, el doctor Velasco Ibarra, ordenó tirar un taco de dinamita a diario La Tierra, el periódico de los socialistas.

Pero volvamos a Manabí, el miércoles 4 de mayo leí una justa aclaración a dos columnas e ilustrada con una fotografía, que hace uso con todo derecho don Ramón Solórzano Cruzate, gerente propietario de Radio Sono Onda, aclarando una información que indicaba que su emisora había prestado equipos, como publicó El Diario en siete líneas, y sin utilizar un adjetivo calificativo despectivo, tomando como fuente a Fundamendios. Pero me sorprendió el día jueves 16 de junio volver a leer otra aclaración, casi de media página, ahora ordenada por la Supercom, organismo que mediante sentencia manda a publicar completamente esa carta, resolución que considero desproporcionada, tremendista ante la magnitud del hecho.

Es lamentable este fallo para la vigencia de los medios de comunicación, que deben fortalecer su unidad para defender el objetivo de la Libertad de Expresión, amenazada ahora de forma permanente. Más aún, cuando se va a entrar en subasta las frecuencias de radio y televisión a víspera de un proceso electoral, que se presta a dudas su transparencia; ante este peligro deberíamos los periodistas, los medios y la ciudadanía, pedir sus suspensión para que las realice el nuevo Gobierno.

Insisto, me sorprende el fallo de la Supercom; como dirían nuestros montuvios, es: “llover sobre mojado”. Y lo más peligroso: divide a la familia que conforman medios de comunicación manabitas, que deben fortalecer su unidad respetando su diversidad, para hacer un seguimiento a la reconstrucción de Manabí. Por esa razón creo que es importante que los gremios de comunicadores rompan su silencio y promuevan el diálogo en defensa de la las libertades democráticas. Tender puentes, curar heridas, sin resentimientos, superar los impases. Así lo exige en esta hora la Patria y Manabí.