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Sobrevivientes del mercado
Dos comerciantes de la avenida 109 de Tarqui se salvaron de la muerte

Un partido de fútbol salvó a Cristhian Zambrano de morir bajo los escombros del Centro Comercial Felipe Navarrete.

Lunes 20 Junio 2016 | 04:00

El comerciante de maní recuerda que tenía su puesto ubicado en la avenida 109 de Tarqui, justo en la entrada de aquel edificio, pero el 16 de abril decidió cerrar su negocio para acudir al estadio Reales Tamarindos, donde se enfrentaban los equipos de Colón y Liga de Portoviejo.

“Iba llegando al estadio cuando comenzó el terremoto. Si no fuera por el partido, seguro que hubiera fallecido bajos las ruinas del Felipe Navarrete, como sucedió con algunos compañeros ubicados alrededor de mi puesto”, revela. 
Cristhian recuerda que luego de la tragedia, mientras la gente salía desesperada de Manta hacia Santa Ana, Portoviejo y 24 de Mayo, él regresaba a la ciudad en busca de su hermano Julio Andrés, quien tenía cinco días trabajando en una papelería que funcionaba en el Felipe Navarrete.
Entre los escombros buscó a su hermano y mientras gritaba su nombre “Julio, Julio, ¿estás ahí?”, alguien le respondió: “Acá estoy”.
Y al escuchar esa respuesta, sintió una tranquilidad inmensa, pero al mirar quien le había respondido, se percató de que se trataba de otra persona.
“Con mi hermano éramos socios, pero como las ventas de maní habían decaído, ingresó a trabajar a la papelería porque su sueño era recaudar dinero y  construir una casa. Su cadáver fue hallado a los tres días del terremoto, en los pasillos de la papelería”, agrega.
Walter Vinces también tenía su negocio en los exteriores del edificio Felipe Navarrete y cuenta que parte de una losa cayó sobre su espalda, pero la llanta de un triciclo sirvió de base para no quedar sepultado entre los escombros. 
Él vendía legumbres y al empezar la tragedia ingresó al portal del centro comercial a salvar a una niña. Justo cuando salía corriendo con la menor, una losa del edificio se desprendió, dice.
“La niña salió ilesa, pero la placa de cemento cayó entre mi espalda y mi hombro. Sin embargo, alcancé a arrastrarme y salvaguardar mi vida porque había un triciclo que sostenía parte de la losa”, expresa.  
Él vive en la 20 de Mayo. Ese día perdió 1.200 dólares en legumbres, pero ganó una oportunidad de vida.
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