La madre de familia dijo que hay jóvenes, algunos incluso menores que consumen droga en las esquinas y que cuando observan que pasa el patrullero policial se esconden. 

La mujer dijo que los vendedores, a quienes se los conoce como “brujos”, llegan de otras ciudades a entregar la droga a microexpendedores que luego la distribuyen en pequeños sobres. 

 

>Controles. Según la fuente, en este lugar la Policía ha realizado varias requisas y detenciones; sin embargo, cuando los expendedores recuperan su libertad vuelven a vender. Al igual que María, otros padres de familia también están preocupados, pues dijeron que temen que sus hijos sean “conquistados” y se conviertan en consumidores, o lo que es peor, vendedores.

Los denunciantes piden que los uniformados realicen labores de inteligencia para que los microexpendedores puedan quedarse más tiempo en la cárcel y además piden que alguna organización o grupo social llegue a dar charla a jóvenes y menores de edad con el objetivo de alejarlos del vicio de las drogas.