Recobrar la serenidad y la confianza, despejando de a poco el temor a nuevas réplicas, es una de las labores que hay que insistir y refundar en los programas y planificaciones que se espera aplicar para la reconstrucción de las zonas de Manabí y Esmeraldas, principalmente, azotadas por el terremoto del 16 de abril.