Yepes ha investigado eventos sísmicos, geológicos y vulcanólogos en el mundo. Su trayectoria y trabajo han recibido premios internacionales, incluso de la Sociedad Sismológica Estadounidense. Hoy se refiere al terremoto del 16 de abril.

Lo que es evidente es que no ha habido una preparación para un evento como este. La respuesta ha sido de mucha buena voluntad, de muchas ganas de hacer cosas, pero de mucho desorden también. Y por otro lado, hay una gran voluntad para empezar la vida y eso quiere decir, entonces, volver a construir las edificaciones de manera rápida. Esa velocidad, en el caso de sismos, corre el riesgo de reconstruir vulnerabilidades, como ya lo vimos en Bahía. 

Allá en el año 98 hubo muchos edificios que se dañaron. Fue un sismo pequeño, pero de 42 edificios uno registró pérdida total y 3 tuvieron que ser derrocados. Entonces era el 10 % de la muestra y a su vez había como 12 más que tenían daños estructurales. 

Ahora en una visita a Bahía lo que vi es que se hicieron igualitos y no aprendieron nada.

Para nada. Esto hay que aprenderlo y hay la necesidad de hacer análisis en profundidad de las causas de las fallas.

En realidad, he estado trabajando más con el terremoto y las ondas que con los políticos; entonces no ha habido la oportunidad de ver este tema. Sin embargo, hay funcionarios aquí en Portoviejo que han visto la necesidad de entender las cosas mientras que en otros lados yo no he visto esa necesidad. A nivel local están todavía con el golpe y no se sacuden el polvo del terremoto.

A nivel nacional muchas veces dicen ‘esto hay que hacer’ y la imposición es desde arriba hacia abajo, sin entender las necesidades locales. Esto puede ser muy peligroso y pernicioso en el futuro.

En el caso del 87 fue claro. Hubo el terremoto en la zona entre el volcán Reventador y el Cayambe y a 80 kilómetros de distancia dañó muchas casas de adobe en el cantón Cayambe. Llegó la ayuda y construyó unas lindas viviendas de cemento. Un año después, cuando visité la zona, vi que en las casas de cemento estaban los chanchos porque eran muy frías para la zona y la gente había construido otra vez las casas de adobe.

Esas soluciones que vienen de arriba no sintonizan con las necesidades de la gente y la realidad de la gente es que viven día a día y no cada 50 ó 100 años; sin embargo, es nuestra responsabilidad que tengamos una ciudad más segura y eso viene de entenderlo y de hacer las cosas bien y de vigilar que las cosas se hagan bien. 

Totalmente. Lo que vemos es que como que las zonas se desayunan que son zonas de terremoto, pero si ustedes ven la edición de El Diario del 14 de mayo de 1942, ahí está la historia del terremoto del 2016, es exactamente lo mismo; solo que el color del periódico es amarillento. ‘Que el presidente está visitando la zona’, ‘Que el terremoto fue un poquito más allá’, ‘Que el Observatorio dice que hay 7 réplicas’, y las fotos idénticas. Entonces no aprendimos nada. Esto debe incluirse en lo que se enseña a los niños. Preguntémonos cuánto le va a costar a Manabí salir del golpe que le ha dado la naturaleza y no es fácil. Algo que estaba creciendo, se para y se cae de manera importante. Los terremotos no son un tema de seguridad, son un tema de desarrollo.

Por supuesto. El rol de la prensa es el de informar un suceso y luego mantener el tema como eje de desarrollo y contribuir a crear una cultura para enfrentar esto.

Por ejemplo, El Aromo, ese sitio es una zona sísmica. ¿Dónde están las preguntas al respecto? 

Claro. Hemos estado hablando de los segmentos sísmicos y está el de Puerto López y El Aromo ahí cerca, entre Manta y Puerto López. Entonces es una zona sísmica en la cual la historia muestra un megaterremoto en el año 1906. En los campos inhabitados de El Aromo podría haber aceleraciones sísmicas importantes.

El Gobierno debe preocuparse de que lo que se construya ahí se construya bien. 

Es posible en todos los sitios. Para eso es la ingeniería; para resolver los problemas que se presentan. Es tan posible hacerlo ahí como reconstruir el centro de Portoviejo. Pero conociendo cómo es el suelo y cómo hay que reconstruir los edificios.