Carlos Moreira, en cambio, es de la idea de que sus hijos deben aprender a desenvolverse ante toda eventualidad, y por eso considera necesario enviarlos al colegio para que reciban lecciones socioeducativas por parte de sus maestros, pero muy especialmente para que ocupen su tiempo en algo útil.

Tras el terremoto que azotó a Manabí y una parte de Esmeraldas, el pasado 16 de abril, el año lectivo fue modificado para evitar ausentismo o que los niños y adolescentes se separen definitivamente de las aulas.

Carlos Chávez, coordinador zonal de Educación Manabí-Santo Domingo, informó que 78 planteles educativos tuvieron afectaciones de nivel dos (medio) y que 88 tienen daños graves o colapsamiento total de su infraestructura.

Luego del sismo 2.426 planteles educativos fueron evaluados.

Incremento. Según Chávez, la cifra de afectaciones tiende a incrementarse con las réplicas del sismo. La evaluación está a cargo del equipo técnico nacional de infraestructura, y en ella participan técnicos especializados en este tipo de trabajos.

Sin embargo, los planteles en donde los daños han sido mínimos ya están siendo mejorados.

“Actualmente tenemos un gran porcentaje de contratos en la zona. Intervenimos en los planteles de nivel uno, ya se está trabajando en actividades socioemocionales con apoyo para fortalecer a los estudiantes”, indicó el funcionario.

También dijo que se han invertido 19 millones de dólares en la construcción de 23 campamentos o unidades móviles completas que estarán en varios puntos de la provincia.

Variantes. Kléver Guerrero, director de Educación del Distrito Portoviejo, argumentó que los daños a los edificios de planteles educativos incidieron en una modificación importante en el esquema inicial.

Es por eso, sostuvo, que hasta el 4 de julio, en que se prevé el inicio regular de clases, se espera que la totalidad de estudiantes de la  provincia se haya integrado a las actividades educativas.

En el caso de Portoviejo, el 95 % de 246 planteles fiscales inició su año lectivo formal y el restante se encuentra en actividades socioemocionales. “Esas serán las instituciones que estarán vinculadas a los campamentos que se establecerán en los próximos días”, indicó.

Entre los planteles afectados están: escuelas Rafael María Mendoza, Tiburcio Macías y Horacio Hidrovo, un bloque de nueve aulas del colegio Portoviejo. 

También la escuela Soledad Rosero, escuela Francisco Pacheco, un bloque de la escuela Ena Alí Guillén. “Dichos planteles están en actividades en planteles cercanos y libres de inconvenientes”, sostuvo. 

El director de Educación aclaró que los estudiantes de la escuela Tiburcio Macías (ubicada en la zona cero) pasarán a los predios de las escuelas Vicente Rocafuerte, Mariana Cobos de Robles y Medardo Cevallos. Se prevé que hasta el 4 de julio pase al campamento de las aulas móviles que funcionará en el colegio Miguel Iturralde.

“Estarán en el mismo predio, pero separados por un cerramiento especial”, declaró Guerrero.

En contra. Leonor Mendoza, presidenta de la UNE Manabí, se manifestó en contra del inicio del año lectivo.

Respaldó su posición en que los ciudadanos se encuentran preocupados con los réplicas como para sumarles más ansiedad por no saber cómo están sus vástagos en los centros educativos.

“Dos de las tres fases del Ministerio de Educación estaban dirigidas al apoyo psicológico de estudiantes y maestros, pero no han pasado ni dos semanas y nuevamente cambian de opinión y piden que las clases sean de manera obligada”, precisó.

Según Mendoza, no se toma en consideración la manera cómo viven los estudiantes, ante todo en el aspecto emocional y, no se dan cuenta si el padre de familia perdió algún pariente. “Hay serios riesgos dentro de la ciudad con casas que están por caerse y postes de energía eléctrica que no dan ninguna garantía. Por eso las clases en la provincia deben postergarse”, citó Mendoza.