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Gabriela De La Cruz Bonilla
Queridos hermanos manabitas

Escribo estas líneas sin dejar de lado el pesar por todas las vidas perdidas.

Martes 24 Mayo 2016 | 04:00

Que las lágrimas y angustia que nos deja el 16A nos mantengan más unidos que nunca en un profundo abrazo colmado de fortaleza y que juntos como es nuestra estirpe de guerreros manabas, lo vivido no impida nuestros sueños de superación y amor a nuestra tierra.
Eliminemos los escombros que pesan sobre nuestros corazones rotos, que las lágrimas derramadas por todo lo perdido no nos lleven a querer abandonar nuestra tierra, que esta tierra hermosa cual ninguna, como dicen las letras de nuestro pasillo a Manabí, nos cobijará bajo su manto como la madre tierra que es, que la fragancia del verdor de sus valles y montañas, el aroma a frutas, cacao, palmares y lo dulce y salado de sus ríos y mares, pero sobre todo la calidez de nuestra gente nos inspire a ser cada día mejores.
Yo sé, es difícil no recordar esos momentos, más aún para aquellos que estando bajo los escombros lograron salir con vida, pero por favor solo recuerden que ese triste día les permitió convertirse en héroes de la adversidad, es por eso que les pido a todos ellos que la nueva oportunidad de vida que Dios les otorgó no le permita a lo conflictivo de la mente humana romperles el alma.
Olvidémonos de aquel día, volemos hermanos, pero volemos alto que abajo quede todo lo sufrido, convirtamos nuestras tristezas y llanto en risas y victorias.
El Creador, la vida y el destino nos pusieron a prueba para ver hasta dónde llega nuestra fortaleza de fe, lucha, amor y solidaridad, no solo a nosotros como manabitas sino a todo el país y el mundo entero.
El amor y la solidaridad se pusieron de manifiesto en todo momento no solo de parte de todo el país, estos valores tan necesarios en momentos difíciles recorrieron grandes distancias, cruzaron fronteras y el ver tantas manos generosas y extendidas alimentaron nuestro espíritu angustiado, ahora nos toca a nosotros demostrar fortaleza, lucha y más que todo fe en Dios y en nosotros mismos para volver a reconstruir no solo ciudades sino nuestra vida misma. Adelante hermanos, empecemos una vez más, no esperemos que todo nos llegue fácil, hagámoslo ya, que ahora solo nos mantenga atrapados el amor profundo a nuestra gente y a nuestra tierra, caminemos con pisadas firmes, no estamos solos, nos tenemos unos a otros. ¡Adelante Manabí!
Unidos lograremos más. Dios nos bendiga 
 
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