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Guayaquil
Pescadores oriundos de Jaramijó sobrevivieron 52 días a la deriva

Las emociones están a flor de piel en la familia de Carlos Benítez, quien naufragó en el mar junto a Jorge Mero desde el 2 de marzo.

Lunes 23 Mayo 2016 | 09:55

Las lágrimas fueron reemplazadas por risas y abrazos porque Carlos Benítez Parra-
les pudo sobrevivir 52 días en el mar.
Benítez informó que tenían previsto salir a faenas de pesca por tres días, como suelen acostumbrar, pero el destino les tenía preparada una prueba. 
Ellos junto a otro pescador colombiano zarparon la noche del 2 de marzo desde Pedernales y llevaron comida y agua para el tiempo que estarían en el mar. 
Pero en su camino fueron interceptados por “piratas”, que los asaltaron y les roba-
ron el motor y los dejaron a la deriva.
Carlos cuenta que tras el robo sólo quedaron con unas pocas raciones de comida y agua, por lo que trataban de consumirla lentamente. Con el pasar de los días lo inevi-
table llegó y se quedaron sin comida. Para beber, recogían agua de lluvia.
La situación los llevó al extremo y debieron comer pescado crudo y aves de mar abierto, ya que el viento y la lluvia impedían prender fuego usando los rayos del sol por medio de una lupa.
Hubo un momento en que perdieron la noción del tiempo que llevaban en el mar y
perdían peso rápidamente. 
Sin embargo, mantenían la esperanza de que algún barco pasara cerca de ellos y los 
rescatara, y finalmente el milagro se dio.
Fue una nave de bandera inglesa, el Giants Causewaiy, la que los divisó y cuya tripulación procedió a rescatarlos. 
Ya a bordo, les brindaron los primeros auxilios, pero el mar los había arrastrado tan lejos que fueron a parar a China. 
Los náufragos llegaron el 16 de mayo al puerto de Quindao, provincia de Shangdong, donde la embajada ecuatoriana en China los atendió y realizó los trámites para la repatriación. 
Paraello el gobierno chino les extendió unos salvoconductos especiales, ya que no tenían sus pasaportes.
Cuando llegaron a ese país se enteraron del terremoto que el 16 de abril sacudió la
costa ecuatoriana y se preocuparon por su familia.
“Llamé a mi hermana, para saber de ellos y de mis dos hijas”, dijo Benítez.
Los pescadores arribaron desde China la noche del sábado al aeropuerto de Guayaquil José Joaquín de Olmedo, donde los esperaban sus familiares. En ese momento los dos naúfragos rescatados se fundieron en un abrazo emocionado con los suyos; las lágrimas de alegría no faltaron en el reencuentro. Luego de esto todos tenían urgencia por llegar a sus casas y retomar sus vidas. Ayer Carlos Benítez andaba en una mototaxi 
que un amigo le prestó para movilizarse por las calles de Jaramijó y de su barrio Eloy Alfaro. Carlos pensó que no volvería nunca más. “Yo vi la muerte de cerca y ya no 
quiero volver a pescar, ahora quiero trabajar en tierra”, aseguró Benítez. 
Su meta es comprar una mototaxi y trabajar haciendo fletes, pero mirando el mar de 
reojo para que sus aguas no lo vuelvan seducir. 
Para esto necesita aproximadamente 3 mil dólares que no tiene, ya que está sin trabajo y sumado a ello debe pagar dos mil dólares de un terreno. Esta situación le preocupa a Ramón Benítez, padre del náufrago, pero su felicidad por verlo vivo es superior. “Yo nunca perdí la esperanza, sabía que estaba vivo y que iba a volver a casa”, dijo Benítez. 
Paulina Anchundia, la madre de Luis Mero, el otro náufrago, comentó que su hijo no estaba en casa, ya que decidió visitar a su abuela que está enferma. Sin embrago, Jorge Luis Mero ha preferido no hablar con la prensa desde que llegaron a Ecuador y ha dejado que su amigo y compañero narre lo sucedido. 
Carlos y Jorge vivieron quizás la más dura experiencia de sus vidas, pero tienen una nueva oportunidad de vivir y para olvidar los días que estuvieron a merced del mar.
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