Como el mundo se ha hecho tan chiquito, sucede que en el país de los incas, un apellido japonés -con los pocos seres que ahí lo poseen- desde hace rato está inamovible en la historia del Perú.

Se inició esto con quien fue presidente de esa nación con una tan controvertida actuación que ahora lo tiene tras las rejas imputado de delitos de variada connotación social. Ahora, aunque parezca increíble, su hija y aprovechada alumna, Keiko, se apresta en segunda vuelta electoral y con buenas posibilidades de triunfo a lograr el sitio que anteriormente ocupó su padre; siendo también de destacar que Kenji, otro hijo del expresidente Alberto Fujimori, en estas recientes elecciones, acaba de ser el legislador más sufragado; con lo que así controlarían esa función.

En el mismo tenor de la actual pequeñez del planeta, un apellido, ahora de ascendencia europea, Rousseff, en Brasil, apareció en primeras planas, pero en otras circunstancias que las de Keiko, ya que la suspendida presidenta Dilma luchó a brazo partido y con la ayuda de su patrocinador político el expresidente Lula, por permanecer en el cargo al que fue elegida, versus una oposición legislativa y social que no la favorecen en nada por diversos cuestionamientos de variada índole. Y muy cerca, al sur, en Argentina, la viuda de Kirchner, apellido de así mismo indudable ascendencia europea, que recientemente dejó la presidencia, también atraviesa serios problemas legales sobre su gestión y manejos económicos, especialmente, librando un frontal enfrentamiento con el  actual presidente Macri -otro apellido de ascendencia europea- y su totalmente contraria posición política.

El único poseedor de raza autóctona y apellido castizo, pero ya de nuestra América morena, solo que perdedor en una reciente contienda electoral, es el boliviano Evo Morales; agravada su circunstancia con la misteriosa y/o novelesca inexistencia de un hijo suyo con una dama que al momento está en prisión, sindicada de lavado de dineros y otras actuaciones a favor de una compañía china en la que laboró durante sus amoríos con Morales. Termino este mosaico de apellidos y circunstancias que a diario nos ocupan la atención en este cada vez más pequeño mundo latinoamericano en que vivimos, refiriendo a un original y no muy común apellido, este es Maduro, que lo posee el presidente de la hermana república de Venezuela, quien por los inocultables y conocidos malos resultados de todo orden que exhibe esa nación, hace que atribuyamos éstos a todo lo contrario de lo que dice su apellido; es decir, que Nicolás estaría resultando un absoluto inmaduro para dirigir su país.