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El drama de familias cuyas casas deben ser demolidas

En Manta hay 755 estructuras que deben ser demolidas, pero detrás de cada una de ellas hay una historia.

Viernes 20 Mayo 2016 | 04:00

En el barrio El Mirador tres familias no se resignan a perder la casa donde habitan. La inspección técnica de ingenieros para evaluar el estado del inmueble determinó su demolición, pero sus propietarios prefirieron sostenerla con once cañas: ocho en la parte interna y cuatro por fuera.  

Magdalena Anchundia contó que la casa de dos plantas tiene más de 50 años albergando a la familia y que fue allí donde se crió ella con sus hermanos y donde sus padres empezaron una vida juntos. Los recuerdos pesan para ellos, aunque por un instante acepta salir del lugar si encuentran apoyo para construir otra vivienda, dijo. 
“Otra razón por la cual no salimos de aquí es porque no tenemos a dónde ir, por eso nos toca quedarnos a pesar de que en las noches dormimos con el temor de que la casa nos caiga”, manifestó Sandra Chóez.
A Sandra Chávez le tocará arrendar un departamento porque su casa tiene el sello rojo con letras que dicen Demolición.
Recordó que hace once años realizó, junto a su esposo, un préstamo bancario para comprar la vivienda de dos plantas en la calle 118 del barrio El Paraíso.  
“Sufrimos tanto para tener nuestro hogar. Todo un sacrificio de muchos años que no sirvió de nada”, señaló Chávez, quien  después de llorar tomó fuerza para decir que saldrá adelante. 
Solo pide flexibilidad de créditos para familias damnificadas como la suya. Chávez está dispuesta a levantar su hogar en el mismo sitio.
INFORME. De acuerdo al informe del Comité de Operaciones de Emergencias (COE), 240 edificaciones (entre casas de uno o más pisos) ya fueron derribadas en la ciudad. Otras 60 están en proceso y 455 esperan ser demolidas. 
Joselías Sánchez prefiere dejar todos los recuerdos y pensar en el futuro. El terremoto le arrebató la casa de más de 30 años y el negocio donde invirtió su jubilación y la de su esposa. Sánchez era el propietario de una vivienda, donde en la parte alta funcionaba un centro de eventos llamado Tohallí Center. El inmueble estaba ubicado frente al redondel de Playita Mía, y esta semana fue demolido.
Sánchez mencionó que los recuerdos quedaron en ese lugar donde hoy solo hay escombros. Ahora él mira la tragedia como una oportunidad de avanzar, de reconstruirse. Ya no le interesa hacer memoria de las veces que desde su balcón fotografiaba la playa de Tarqui para dedicarle poemas o hablar de su belleza. Tampoco aquellas mañanas cuando las rosas del jardín florecían y las retrataba junto a su esposa  Cecilia Pinoargote. 
El pasado martes el Tohallí Center fue demolido. Esa mañana ya no había jardín. Sánchez llegó al lugar para verlo caer y ubicó una flor de muyuyo. 
“La vida continúa”, escribió Sánchez en su cuenta de Facebook donde subió las imágenes del local destruido. 
 
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