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Sucre
“La falla de San Isidro” hunde 116 hectáreas de tierra

Gonzalo Loor aún se exalta cuando lo cuenta. Mueve los brazos, cierra los ojos y las imágenes regresan terribles.

Viernes 06 Mayo 2016 | 16:32

Eran las 18h58 del sábado 16 de abril cuando empezó el terremoto. Su casa en el recinto El Relleno de la parroquia San Isidro, del cantón Sucre, empezó a moverse. “Terremoto”, pensó, por lo que agarró a su hija de cinco años y a su esposa con la intención de abandonar la villa antes de que se desplome. [FOTOGALERÍA]

Sin embargo, cuando salía por la puerta principal increíblemente ya estaban a unos ocho metros de altura del suelo, una enorme grieta partió la casa en dos por lo que intentaron salir por una ventada en el lado derecho, pero otro barranco se presentó ante sus ojos. Finalmente la tierra con casa y todo empezó a elevarse y de tantas sacudidas fueron arrojados fuera de la vivienda con golpes menores. “Yo sinceramente pensé que era del fin del mundo”, dice ahora.

Todos corrieron huyendo del lugar que se hundía ante sus ojos. Dos días después regresaron y notaron que alrededor de la villa todo se había hundido, solo ese espacio de unos 18 metros no había sucumbido ante la fuerza de la naturaleza. Siguieron recorriendo y encontraron que los animales habían muerto en enormes huecos, máquinas de ordeño, cuartos enteros de otras casas estaban metidos en las grietas que se formaron.
En total 16 terneros y 75 reses mayores murieron atrapados entre la tierra, señala.
Investigan. Al sitio llegaron autoridades y geólogos para investigar qué causó el hundimiento, que en total suma 116 hectáreas, dice Loor. El dueño del lugar agrega que los expertos hablan de una falla geológica, pero están sorprendidos por la gran liberación de energía de la tierra. En todo caso menciona que por ahora se han ido, pero han dejado instalados una especie de termómetros en los precipicios. Calcula que las pérdidas ascienden a 480 mil dólares entre animales, equipos y cultivos.
Animales. Loor también señala que esa tarde antes del sismo los animales tuvieron comportamientos raros, que la gran cantidad de monos aulladores no mostraba su abrumadora alegría sino que sus gritos más parecían gemidos, además uno de sus vaqueros observó cómo varias vacas se echaban como arrodilladas y el agua en los tanques se movía haciendo olas, todo eso pasó desapercibido para ellos hasta después del terremoto
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