El ciudadano labora cerca a su residencia en el sitio Mejía, vía a Crucita. Antes del sismo vendía plátanos y coco, pero luego su visión de comerciante se amplió al notar que sus vecinos, así como los viajeros, pedían verduras y otras frutas. “Entonces junto a mi socio vimos que era el momento de expandir el negocio”, indicó.
Y no le ha ido mal, sostuvo, ya que muchas personas de Los Arenales, Crucita, Higuerón, Pisloy y Mejía compran en su local.
“Añadimos fréjol, tomate, haba, entre otras verduras, además sandía y melones”, precisó.
Más adelante, pero en el mismo sector, se encuentra Simón Franco. El comerciante vio que acercarse a la vía era un motivo para hacer crecer su negocio.
“El movimiento es regular. Uno de los puntos favorables es que todo se produce en el mismo sitio”, indicó.