Gabriel aseguró que el tiempo que estuvo bajo los escombros de su vivienda, ubicada en el barrio San Francisco de Jama, se le hizo ‘interminable’.
Él comentó que el 16 de abril en su casa estaban doce personas, entre familiares y amigos, celebrando la culminación del periodo educativo de su hija en un CIBV y que al iniciar el terremoto, todos empezaron a gritar y correr para todos lados, pero alguien dijo que no corrieran hacia las escaleras y se agruparon en la zona de la cocina.
“Pero el movimiento hizo desplazar la refrigeradora y al tratar de agarrarla, me golpeó y me alejó del grupo. En ese mismo momento parte de la losa superior cayó sobre todos”, relata.
Mendoza añade que fue precisamente la losa que se desplomó lo que hizo que su cabeza quedara atrapada, dejando libre solo el resto de su cuerpo.
En ese momento su sobrino sacó un celular y alumbró, buscando una zona abierta, y al escuchar voces externas pidieron ayuda para poder salir.
Mendoza explicó que uno a uno iban saliendo pero él no podía moverse. Pasaron más de 3 horas, hasta que 2 policías entraron por un orificio y trataron 2 veces de levantar la losa, pero no pudieron. “Me dijeron: Esta es el último chance de salvar tu vida, haz todo el esfuerzo que puedas porque ya no podemos seguir aquí”, cuenta Gabriel.
“Con dos varillas de hierro lograron levantar unos milímetros y rasgando mi frente con fuerza, logré sacar mi cabeza”, añade.
Mendoza cuenta que al salir sentía que le ‘estallaba‘ la cabeza y comenzó a sangrar. Ahora dice estar agradecido con Dios por esta nueva oportunidad.