Josefa Lucas cuenta que vivía en una casa de tres plantas en la calle 104 y avenida 105, de la parroquia Tarqui, actualmente denominada la “zona cero”.  En la vivienda vivían tres familias. 

Josefa  manifestó que cuando inició el terremoto, ella estaba en casa de una hermana que queda junto a la que fue su vivienda. Una vez que la tierra dejó de temblar, caminó por un pasadizo hacia su casa y se encontró con su familia debajo de los escombros. 

Allí estaba su esposo, Luis Alberto Cantos (66). Estaba sepultado por una pared y solo se le veía un brazo. 

Él fue llevado al hospital Rafael Rodríguez Zambrano, donde falleció producto de los golpes causados por el concreto. Un poco más allá estaba Jeffrey Cantos, de 17 años, quien logró salir de entre las ruinas e intentaba sacar a su hermana Keila. Ella estaba herida, el hierro de una cama se le había incrustado en una de sus piernas y no podía salir.

Jeffrey no sabe de dónde salió una pareja de colombianos que le ayudaron a liberar a su hermana. 

Para cortar el metal usaron una sierra y cuando los bomberos llegaron ya faltaba poco para sacar a Keila. La joven fue llevada al hospital Baca Ortiz de Quito donde permanece internada y al cuidado de una tía. 

Otra víctima del sismo fue Jefferson Cantos, padre de Jeffrey y Keila. Él quedó atrapado en los escombros. Una viga le cayó sobre su pierna y le causó una fisura en el empeine. Actualmente tiene la pierna enyesada y para movilizarse se ayuda de una muleta. Aunque con heridas, Jefferson y su hija Keila están vivos y pueden contar los momentos de la tragedia. 

Sin embargo, este no es el caso de quienes vivían en la segunda planta de la vivienda. Josefa Lucas manifestó que allí vivía su sobrino Roberth Mero y su dos hijos, Shaina y Roberth, de 7 y 9 años respectivamente. Ninguno pudo sobrevivir al desastre. La única de esta familia que está con vida es la madre de los niños y esposa de Roberth, ya que no se encontraba en la casa al momento del terremoto.  

De los escombros también sacaron el cuerpo sin vida  de Jorge Luis Cantos, el de su hijo, Jorge Cantos Cedeño de 9 años,  y de Stalin Guerrero Lucas, de 40 años. 

A los miembros de esta familia la tragedia los dejó indocumentados y sin dinero ya que todo quedó sepultado, igual que  los momentos felices que pasaron en esa casa, que ahora es solo un recuerdo.

No están en la lista. Desde que ocurrió el terremoto la lista de personas fallecidas y desaparecidas fue la principal noticia de los medios de comunicación, sin embargo, ninguno de los fallecidos de la familia Cantos Lucas constan en ella. 

Actualmente ellos, los sobrevivientes, viven en casa de un hijo de Josefa Lucas.  Allí se han acomodado y se llevaron consigo a su mascota Sam, que también sobrevivió a la tragedia.