Algunos se comían las uñas.

Cuando al minuto 78 un tiro libre espectacular de Sornoza pegó en el palo, muchos nos desinflamos y dimos por descontado que el gol de Junior ya no llegaría, que el destino no sería tan amable. 

El misterioso libreto debía continuar hasta que casi terminando el encuentro Junior la mandó al fondo de las redes. Un millón quinientos mil manabitas ayudamos a empujarla...No se podía creer, gol del manabita, gol del portovejense y las cámaras siguiéndolo en su festejo infinito como queriendo abrazarse con todos sus coterráneos que habían perdido casas, negocios, familiares o amigos en el terremoto del 16 de abril. 

“El zorrito viejo”, como le decían en su barriada del San Pablo, pidió la camiseta que había preparado dos días antes del partido con la fe de que sí la iba utilizar: las frases “Yo Amo a Portoviejo” y “De aquí no me voy” conmovieron a todos los que miraban por televisión. 

Fue un libreto de ensueño: Estadio totalmente lleno, la taquilla para los manabitas, ganó Independiente al campeón de América, un capítulo rosa en medio de la historia de terror que vivimos pocos días antes, pero eso también es el fútbol, apareciendo con su irreverente alegría en medio de los desalojos de edificios, fortaleciendo el espíritu de acero de los habitantes de esta provincia. 

Gracias Junior, gracias Independiente, gracias fútbol.