Se trataba del pensamiento de Julia Guillem Mera, una adolescente con carga genética de gloria, hija de un extraordinario ser humano que, perplejo, me lo socializó y el cual me permito transcribirlo en lo pertinente:

“Nuestra ciudad ya no es invicta como dice el himno, la naturaleza le ganó una batalla pero no destruyó el espíritu inquebrantable, solidario, trabajador y optimista que poseemos; porque somos ‘una raza de empuje vital’ (himno). Hemos perdido familiares, amigos y pertenencias, pero ya tiremos los escombros y juntos levantémonos con entusiasmo, fe, honestidad y perseverancia para sacar adelante a nuestra ciudad”. 

Casi simultáneamente, el Alcalde del cantón, en una entrevista concedida a Manavision, decía lo mismo en otras palabras; nos invitaba a superar el dolor volteando esta infausta página y escenificando un plan de acción que, con alguna observación, de cumplirse inscribirá a Portoviejo en el seno de la historia como ciudad que volvió a nacer aprovechando las ruinas; que se valió de esta adversidad para consolidar su desarrollo moderno. 

Habló de reordenar por fin el casco central, cosa que nadie pudo, mientras se construye la nueva ciudad en la fortaleza del exaeropuerto (un político en plena demagogia ofreció en cambio, de llegar al poder, reactivarlo). 

Aquí vale simplemente extender el mismo sentimiento a Manabí entero y a cada rincón del país y del mundo, donde la tragedia del 16 de abril haya hecho mella.

Es el momento histórico preciso para que la capital de los manabitas despegue al cielo metropolitano y arrastre a Manabí entero al progreso, mientras cada guerrero que habita en nuestro interior nos hace reencontrarnos con nosotros mismos, buscando en cada una de nuestras conciencias el diagnóstico exacto de nuestras  vidas espirituales al interpretar el mensaje divino que nuestro Creador nos ha mandado. 

Revisemos nuestro proyecto de vida, démosle un norte sano, identificando nuestras debilidades y superando nuestro impulsos. Conociendo nuestros defectos sabremos valorar nuestras virtudes; aprendamos de nuestros errores, hagamos de nuestras vivencias experiencias que fortalezcan el aprendizaje del soplo de la vida, seamos seres genuinos y altruistas.