Se demanda, entonces, una mayor presencia policial y militar en las diversas barriadas”
Asistida la comunidad en aspectos vitales como alimentación, alojamiento, suministro de agua, energía eléctrica, entre otros, con los altos y bajos propios de eventos como el terremoto del sábado 16, en lo que se refiere a seguridad al parecer hay que reforzar las acciones para bajar la tensión de la comunidad temerosa al acecho de los inevitables ladrones.
Si bien en la zona declarada como restringida la protección es máxima y prohibida hasta la circulación peatonal, en la gran extensión de la periferia la sensación de inseguridad es alta, denunciándose presencia de malandrines en motos y en toda clase de vehículos que, según quejas no comprobadas, incursionan incluso dentro de urbanizaciones privadas.
Se demanda, entonces, una mayor presencia policial y militar que por lo menos recorran las calles de las diversas barriadas de las ciudades; y si ello demanda incremento de personal, pues estamos en estado de excepción que facilita el aumento de efectivos de las tres ramas de las Fuerzas Armadas, cuyos elementos no deberían estar enfundando alimentos. Para ello están los voluntarios.
Así bajarán los temores de quienes desean abrir sus pequeños negocios, que son parte vital popular de esa reactivación económica y social que se necesita.
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