Así, las tiendas de barrios que están agotando o ya no cuentan con víveres u otros productos de demanda diaria, serían atendidos con la celeridad del momento por sus abastecedores locales y estos por los nacionales, con créditos blandos y envío inmediato.
De esta manera se limitará o evitará la escasez y la formación de largas colas de consumidores, desesperados por adquirir lo que necesiten.
La situación amerita arrimar el hombro para ayudar a soportar la situación delicada causada por terremoto, y evitar una degradación de la calidad humana de los mayormente afectados, contribuyendo a evitar crisis sociales y que ésta degeneren en el caos.
Por eso es plausible la posición del sistema bancario al abstenerse al cobro temporal de ciertos servicios, así como la del Banco del Pacífico al establecer una asignación de 70 millones en condiciones preferenciales para capital de trabajo para el sector productivo afectado, al igual que la creación de un crédito hipotecario en condiciones preferenciales.