"Si se llegara a determinar que el problema es originado por un virus, lo que casi está confirmado, la situación no tendría marcha atrás, no habría solución", dijo. En Manabí más del 80 por ciento de las 3.000 hectáreas de cultivos de sandía, melón y pepino fue arrasado por el supuesto virus. El tomate ha sido afectado entre un 10 y 15 por ciento. Las zonas más afectadas son las de los valles de los ríos Portoviejo y Carrizal donde existe más del 90 por ciento de estos cultivos y cuya producción es la que abastece a los mercados locales. Veda Alma Mendoza dijo que el problema es tan complejo que podría adoptarse una veda como ocurrió en los países del Caribe, donde se dejó de sembrar especies afectadas por virus durante unos cinco años. Explicó que lamentablemente los virus no son combatibles con ningún químico. Son mortales. De ahí que los agricultores deben hacer conciencia de no seguir haciendo uso indiscriminado de agroquímicos, pues esto no salvará a las plantaciones afectadas. Indicó que la alternativa de elaborar nuevas variedades será una solución a medias, pues luego el virus se adaptará a dichas variedades y empezará a afectarlas, como ocurre ahora. Dice que el problema se viene presentando desde hace unos diez años, aunque en este último ciclo las cosas han empeorado. Por ello, agregó, hace poco tiempo varios investigadores chilenos llegaron a Manabí para realizar un estudio. Los resultados previos arrojan que el problema sí es producido por un virus, aunque ello no ha sido confirmado. El subsecretario del Ministerio de Agricultura, Ganade-ría, Acuacultura y Pesca, en Manabí, Richeliu Mendoza, el jueves se reunió en el Ministerio del ramo, pero hasta ahora no se conocen los resultados. Según datos del Colegio de Ingenieros Agrónomos de la provincia, las pérdidas hasta ahora alcanzarían los 8 millones de dólares. El costo de la producción del tomate es mucho más elevado que la sandía. El agricultor tiene que invertir entre cinco y seis mil dólares para poder sembrar una hectárea de tomate.