En el caso específico de esta ciudad, buscar una alianza con sus vecinos de Montecristi y Jaramijó se convierte en una alternativa para desarrollar proyectos conjuntos, lo que abarataría costos y ampliaría el radio de acción por la cercanía de los cantones. De hecho, los límites están densamente poblados al punto que determinados barrios no saben a qué municipalidad solicitar obras. Un ejemplo de esta afirmación es la ciudadela Montalbán, ubicada en la zona limítrofe entre Manta y Montecristi. El anuncio de que los tres cantones ejecutarían el proyecto común del botadero municipal en el sitio La Sequita, si se llega a un acuerdo, es un paso significativo en este objetivo, porque compartirían gastos y se podría adquirir maquinaria suficiente para la recolección y manejo final de desechos sólidos, en función de lo que cada ciudad genera y requiere. Es un planteamiento en estudio, con voces a favor. De este plan partiría la participación en otras obras, como ya ha sido considerado por el municipio mantense que programa obras para barrios fronterizos a cambio de que los vecinos apliquen las ordenanzas. El barrio Divino Niño es uno de los considerados, si el concejo de Montecristi ejecuta el control ambiental para disminuir la contaminación del río Muerto, que recibe las descargas de las industrias asentadas en ese cantón y en Manta. Las ideas están sobre el tapete. Hay que comenzar a asumir compromisos pensando en el polo de desarrollo en que se está convirtiendo la zona.