El presidente Álvaro Uribe ratificó ayer su esperanza de que este gesto unilateral sea retribuido por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) con la puesta en libertad de los secuestrados. Los primeros grupos de guerrilleros de las FARC, unos 200 aproximadamente, ya se encuentran en la cárcel de Normandía, en el municipio de Chiquinquirá, unos 140 kilómetros al norte de Bogotá. El traslado y la posterior excarcelación anunciada por Uribe busca un gesto similar de las FARC con 56 secuestrados canjeables, entre ellos Betancourt, la ex candidata a la vicepresidencia Clara Rojas y un hijo de ésta nacido en cautiverio. De unos 1.600 rebeldes presos, más de 1.000 solicitaron ser incluidos en este plan. El mandatario colombiano fijó la semana pasada como fecha límite para la excarcelación masiva el próximo 7 de junio. Al parecer, el gobierno emitirá una “resolución ejecutiva” de excarcelación que aplicará a rebeldes que “han cometido delitos políticos y no homicidios” y que no han participado en crímenes en contra de la humanidad. Fuerte seguridad Los presos de las cárceles bogotanas de La Picota, La Modelo y el Buen Pastor fueron trasladados a Chiquinquirá en autobuses y camiones, bajo fuertes medidas de seguridad. Además de Betancourt y Rojas, secuestradas desde febrero de 2002, las FARC mantiene como “prisioneros de guerra” a decenas de soldados y policías, algunos desde hace más de nueve años, a ex congresistas, ex diputados, un ex gobernador y a tres estadounidenses. Las FARC han buscado desde hace años una negociación para la firma de un “acuerdo humanitario” del que se derivaría la puesta en libertad de sus rehenes, a cambio de la salida de la cárcel de unos 500 de sus guerrilleros.